Todos viven en México, pero la diferencia es abismal. Los seis mexicanos más ricos del mundo acumulan 8 veces más riqueza que el conjunto de 62 millones de personas que son las más pobres del país, y 3 veces más riqueza que el resto de los mexicanos destacó el informe de OXFAM Tiempo de Cuidado. (ARCHIVO)
Todos viven en México, pero la diferencia es abismal. Los seis mexicanos más ricos del mundo acumulan 8 veces más riqueza que el conjunto de 62 millones de personas que son las más pobres del país, y 3 veces más riqueza que el resto de los mexicanos destacó el informe de OXFAM Tiempo de Cuidado. El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad.
El organismo internacional tomó como base al 1% más rico del 1% de la población más rica en el país.
Se trata de los seis mexicanos que fueron considerados en la Lista Global de Billonarios de la revista Forbes, por orden: Carlos Slim Helú, Germán Larrea Mota Velasco, Ricardo Salinas Pliego, Alberto Bailleres González, Eva Gonda de la Rivera, y María Asunción Aramburuzavala.
"Existen muy pocas personas que tienen una concentración de riqueza enorme. Entre 2018 y 2019 quizá hubo algunas pérdidas en las fortunas de los grandes millonarios, especialmente en sectores de Telecomunicación y Minería, pero la escala (de su riqueza) es enorme y tan grande que las pérdidas no los quita de la lista de los multimillonarios, en comparación con millones de personas que todavía viven en condiciones de pobreza", explicó en entrevista Rocío Stevens Villalvazo, directora de Movilización y Acción Pública en Oxfam México.
México ha entrado de esta forma en el 25% de los países más desiguales del planeta; más que Estados Unidos, Colombia y Chile, explicó la académica.
"El problema no es tanto la acumulación per-sé sino lo que hace, en términos de influencia o impacto que pueden tener, en decisiones de política y económicas. Lo que hemos denunciado es la captura política que tiene que ver cuando las grandes fortunas pueden ser individuales o corporativas en función de la concentración de riqueza tan grande que tienen pueden tener una influencia desmedida o indebida en procesos políticos".
"Estas grandes fortunas no necesariamente se deben al esfuerzo individual o al talento inigualable sino a las relaciones entre la élite económica y política", dijo.