Teatro Ángela Peralta: el bastión cultural del Pacífico
Además de su bella arquitectura y adelantos de última generación para la presentación de espectáculos, el Teatro Ángela Peralta de Mazatlán ocupa un lugar importante en la historia cultural de Latinoamérica.
Reconstruido dos veces e inaugurado tres, ha sido testigo de obras de teatro, ópera, música, danza, espectáculos infantiles, festivales, proyecciones de cine, además de conferencias, asambleas, pelear de box e informes de gobierno.
La primera piedra se puso en 1869 y su inauguración fue el 15 de febrero de 1874 con el nombre de “Teatro Rubio”, en honor al apellido de su dueño Manuel Rubio, quien trajo los planos de la obra desde Europa, por eso resaltan los tonos rojizos en su interior, para preservar la elegencia que contrasta con la iluminación.
La fecha oficial de inauguración está marcada el 6 de febrero de 1881, al quedar totalmente terminado. En la primera ceremonia no se habían colocado todos los barandales de los balcones. Las presentaciones de “La Campana de Almudaina” y “La Casa de Campo”, a cargo de la Compañía Española de Mariano Luque, fueron las primeras que pisaron el imponente escenario.
Con la ópera Carmen de Bizet, interpretada por la compañía de Bellas Artes con artistas invitados salvo el coro infantil, que era local y el director de orquesta, que fue el maestro mazatleco Enrique Patrón de Rueda, se celebró su última inauguración en octubre de 1992, adoptando su nombre actual.
Considerado el principal monumento arquitectónico de Mazatlán, su cascarón es una reliquia de fachada neoclásica e interior barroco, con todas las ventajas de acústica, isóptica, iluminación y control electrónico de la tecnología teatral.
Son 123 años de historia y aproximadamente un poco más de 15 millones de pesos los que se han invertido en el Teatro Ángela Peralta, convirtiéndolo en uno de los tesoros culturales más apreciados de México.
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