La Unión Europea ya aprobó licitaciones públicas para material médico, compra de deuda por 750 mil millones de euros. (EFE)
Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) sostendrán mañana jueves un encuentro virtual extraordinario para afrontar la actual crisis por el COVID-19 mediante la emisión de los ya denominados "coronabonos", tema más que polémico.
Esos instrumentos financieros no alcanzaron consenso en el Eurogrupo, donde sesionan los ministros de Finanzas eurocomunitarios, pero Bélgica, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Portugal, se pronunciaron por su aceptación.
Son un tercio de los 27 miembros eurocomunitarios, pero la mitad de los países de la zona euro y suman casi la mitad de la población europea, según recuento del sitio informativo aquieuropa.
Enfrentan la oposición rotunda de Países Bajos y de Alemania, país este de la vieja locomotora europea que ahora tiene nubes de tormenta en su economía, crecimiento del radicalismo de derecha y el anticipado vacío político por la próxima salida de la canciller federal Angela Merkel sin que haya un sucesor de su talla.
Los coronabonos se perfilan como instrumentos que incluirían apoyos pero vinculados a programas de ajuste y reformas, o bien líneas de crédito a la orden de todos los países, opciones a discutir este jueves.
Los recursos saldrían del Fondo de Rescate Europeo (MEDE) que tiene en cartera 410 mil millones de euros, que de aprobarse, se sumaría a las medidas inéditas que ya tomó la UE.
La Unión Europea ya aprobó licitaciones públicas para material médico, compra de deuda por 750 mil millones de euros y sobre todo fin temporal a los límites del gasto público.
La organización Ecologistas en Acción denunció que "la compra de activos anunciada por el Banco Central Europeo (BCE) favorecerá a las grandes corporaciones, ya que se trata del mismo plan que se aplicó a partir del 2008: para rescatar a las grandes empresas, dejando que la población asuma los costos de la crisis.
Aboga porque la transferencia de recursos desde el BCE se dirija directamente a los Estados para ayudar en la crisis desencadenada por el coronavirus, centrándose en las familias y sectores sociales más vulnerables, así como en políticas que fomenten la justicia social y ambiental.