(ALEJANDRA MORALES)
Ante la recomendación de la Asamblea General de Naciones Unidas, que solicitó a los países instituir un Día Universal del Niño y por aprobación de la misma Asamblea, el 20 de noviembre de 1954, se instituyó esta celebración para cada 20 de noviembre, fecha en que se aprueba también la Declaración de los Derechos del Niño y la Convención Sobre Los Derechos del Niño.
Pese a que la fecha reconocida mundialmente del festejo es la mencionada, cada país ha acogido a su vez la celebración y le ha asignado una fecha específica que no siempre coincide con la general.
En el caso de México, el Día del Niño se instituyó tiempo antes de que se aprobara una celebración universal.
Fue en el año de 1916, en la ciudad de Tantoyuca, Veracruz, donde tuvo su origen la celebración a nivel nacional; sin embargo, fue hasta 1924 cuando el entonces presidente, el general Álvaro Obregón, y el ministro de Educación, José Vasconcelos, acordaron la fecha y la volvieron oficial.
Cabe señalar que el objetivo de la celebración es que se consagre un momento a la comprensión de la población infantil y que se realicen actividades para la promoción de su bienestar y de los derechos a los que tienen acceso como seres humanos.
Año con año, como se sabe, escuelas, institutos, organismos públicos y municipios, en general, se engalanan con atractivos festejos para celebrar a los niños y, en algunos casos, fomentar su inclusión social.