Para el Ejército Mexicano hay una mayor intención de las organizaciones criminales de poseer armas con gran poder letal. (ARCHIVO)
Derivado de las pugnas internas y por el control territorial para el trasiego y venta de drogas, los grupos criminales que operan en el país se han hecho cada vez más de armamento de alto poder y con mayor letalidad.
De acuerdo con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el año pasado se incrementó en 9% y 29%, respectivamente, los aseguramientos de rifles Barrett calibre .50 y lanzagranadas en puestos militares de seguridad bidireccionales instalados en varios estados.
De enero a diciembre del año pasado, el Ejército Mexicano y la Marina-Armada incautaron un total de 81 fusiles Barrett, siete más que en 2019, así como 31 lanzagranadas, contra las 24 aseguradas el año antepasado.
Para el Ejército Mexicano hay una mayor intención de las organizaciones criminales de poseer armas con gran poder letal para enfrentar sus luchas internas por el control y las agresiones a las fuerzas de seguridad.
En el periodo señalado, los militares aseguraron 9 mil 831 armas de fuego de distinto calibre, esto es 24% más que en 2019, año en el que se decomisaron 7 mil 949.
La mayoría de los fusiles Barrett se incautaron en los estados de Tamaulipas, Sinaloa, Michoacán y Sonora, entidades con presencia de los cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Golfo, Noreste y sus respectivas células.
Las armas largas más utilizadas por la delincuencia organizada en nuestro país son la ametralladora Browning M2 calibre .50, el fusil Barrett calibre .50 y los fusiles AR-15 y AK-47, de las cuales siete de cada 10 son de origen estadounidense, de acuerdo con información del gabinete de seguridad.