Los CDC recomiendan a las personas que padecen alergias evitar ciertos riesgos.
La palabra "alergia" se convirtió en una de las más buscadas después de algunos casos de respuestas alérgicas tras aplicarse las primeras dosis de vacunas contra el COVID-19 en el mundo, incluido nuestro país; sin embargo, los casos se siguen considerando raros. ¿Qué puede desencadenar una alergia en nuestro organismo y cómo se vincula con el SARS-CoV-2?
El sistema inmunitario está compuesto por una fascinante red de células, tejidos y órganos que trabajan en conjunto para proteger al cuerpo, y le ayuda a defenderse frente a estímulos nocivos. Sin embargo, algunas veces las defensas del organismo atacan agresivamente a sustancias que son inofensivas para la mayoría de la población. Es así, que para algunas personas, la inhalación de una partícula de polen, el contacto con el látex, el piquete de un insecto o la ingestión de un medicamento pueden desencadenar reacciones adversas debido a un alterado sistema inmune.
La doctora María Eugenia Vargas Camaño, alergóloga de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que una alergia es una reacción no esperada a un antígeno que la población en general tolera; sin embargo, apunta, del 3 al 30% de la población mundial puede presentar una reacción de este tipo.
"Se puede tratar de una alergia a los antígenos naturales, como el polen, ciertos animales o los ácaros del polvo. Por otra parte, también están las alergias alimentarias. Este tipo de respuesta puede estar mediado por un tipo de anticuerpo que es el que da la reacción anormal", asegura la doctora, y agrega al respecto que alimentos como el huevo y los frutos secos son algunos de los más comunes en producir alergias, pero la tendencia es tratar de exponer a los pequeños a una tolerancia gradual a este tipo de alimentos. Comenta que algunas personas tienden a confundir la intolerancia con una alergia o a usar la palabra indiscriminadamente, como en el caso del gluten. "La verdadera alergia al gluten es la enfermedad celiaca y no es muy frecuente. Son pocas las personas que la tienen; lo que prevalece es una intolerancia porque no tenemos las enzimas suficientes para digerir el gluten por la herencia de intestinos indígenas, por nuestra ancestralidad; es decir, menos de 500 años comiendo pan en contraste con mucho más tiempo consumiendo maíz".
La alergóloga explica que las reacciones a medicamentos ocupan un capítulo muy extenso y que no solo están mediadas por anticuerpos, sino por muchas causas, como deficiencias enzimáticas del paciente; genéticamente está condicionado y libera una cascada inflamatoria al inhibir una enzima. "Uno de los problemas más frecuentes de este tipo de alergias es la hipersensibilidad a aspirinas… En los medicamentos, la experiencia en su uso va alertando al individuo". Dependiendo del tipo de alergeno y de su puerta de entrada al organismo, se pueden encontrar diferentes patologías, desde una conjuntivitis o rinitis hasta la reacción más severa de una alergia: la anafilaxia.
El Colegio Estadounidense de Alergias, Asma e Inmunología recientemente publicó recomendaciones que establecían que las personas que tenían alergias comunes "no son más propensas que la población en general a sufrir reacciones alérgicas a la vacuna de Pfizer-BioNTech contra COVID-19".
ALERGIAS Y NUEVOS FÁRMACOS
"No podemos predecir quién tendrá reacción a cierto medicamento, pues es el capítulo más grande y problemático", sostiene Vargas Camaño.
El costo-efectividad de la medida en el grueso de la población es la que determina la circulación de un fármaco, como el caso de las vacunas. Explica que finalmente todos los medicamentos y vacunas tienen efectos adversos, pero siempre se tiene que contraponer qué cantidad de la población puede resultar afectada por la enfermedad de la que se trata de proteger. Los contrastes resultantes van a ayudar a medir los efectos, permitir su circulación y alertar sobre las contraindicaciones.
Según informes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (6 de enero), de las primeras 1.9 millones de dosis de la vacuna COVID-19 de Pfizer administradas en los Estados Unidos, se reportaron 21 casos de reacciones alérgicas graves a la vacuna. La tasa de anafilaxia, generalmente observada pocos minutos después de la administración de la vacuna, es hasta ahora de 11 casos por un millón de dosis, que si bien es más alta que la de la vacuna contra la gripe, (1.3 casos por 1 millón de dosis) aún se considera segura y efectiva para que la mayoría de la población se la aplique.
En México, las autoridades han reportado reacciones adversas leves y un caso de una reacción grave de una doctora con antecedentes de alergia al Trimetroprim con sulfametoxazol. En la evidencia científica disponible de los ensayos clínicos de la vacuna de Pfizer-BioNTech BNT162b2 contra el virus SARS-CoV-2, ninguna persona había presentado antes encefalitis luego de la aplicación de la vacuna, así que el informe oficial de las autoridades de salud representadas por la Dirección General de Epidemiología es que se encuentran investigando el caso junto con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), bajo el protocolo ESAVI: Eventos Supuestamente Atribuibles a la Vacunación e Inmunización, establecido por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
"Es muy importante que se realice puntualmente un proceso de farmacovigilancia, aspecto aún en pañales en nuestro país. Hay un Centro Nacional de Farmacovigilancia al que se debe reportar cualquier efecto adverso de un medicamento en general. Se tiene que llenar un formato para que la Secretaría de Salud lleve un registro que también sea revisado al renovar la licencia de cualquier fármaco".
Para la alergóloga estas dinámicas aún no han mostrado un desarrollo óptimo en el país y actualmente no se ha llamado a los expertos en farmacovigilancia para que puedan brindar una red de apoyo para un monitoreo más amplio y puntual en el caso específico de las vacunas contra el COVID-19.
SIN MIEDO, PERO CON TODAS LAS PRECAUCIONES
"Las autoridades no están tomando en cuenta nuestra experiencia. Tiene que haber un seguimiento muy estricto donde en la cartilla se especifique el lote y número de vacuna, y que exista un número telefónico para reportar efectos adversos a una unidad de farmacovigilancia". La alergóloga María Eugenia Vargas Camaño insiste en la importancia del rigor de este proceso para tener más datos científicos a corto, mediano y largo plazo, sobre todo en ciertos grupos, como son los pacientes que tienen enfermedades autoinmunes, como artritis reumatoide o lupus.
La vacuna de Pfizer contiene diez ingredientes. La única sustancia química que tiene antecedentes de provocar reacciones alérgicas es el polietilenglicol (PEG) que ayuda a envolver el ARN mensajero (ARNm) para entrar a las células humanas, pero que es de uso común en otros medicamentos y productos, como el gel para el ultrasonido y esteroides inyectables.
"¿La población mexicana con una alergia está excluida de la vacuna? No, sólo la población que no tiene esta alergia controlada. Como en el caso de toda vacuna, si una persona tiene una alergia conocida y descontrolada, no se puede aplicar, pues la respuesta del organismo a una vacuna es un proceso inflamatorio y si previamente presenta un estado de este tipo, se sometería a un doble estimulo que puede causar problemas", afirma la especialista.
La doctora enfatiza que si está controlada la alergia con tratamiento y no tiene sintomatología, se puede recibir, pero en estos casos y ante cualquier duda la recomendación final debe personalizarse por medio del especialista tratante.