En la imagen se observa a José Ángel Gurría, que duró 15 años al frente de la OCDE, aplaudiendo al nuevo secretario general del organismo, Mathias Cormann. (EFE)
El nuevo secretario general de la OCDE, el australiano Mathias Cormann, quiere que la organización centre su trabajo en la defensa de sus valores fundadores, que son la libertad individual y la economía de mercado, con la vista puesta en China como gran desafío por su potencia y rivalidad.
En su primer discurso ante los ministros y representantes de los 38 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tras tomar el relevo del mexicano Ángel Gurría, Cormann dejó a las claras sus convicciones liberales.
"Los principios de la economía de mercado funcionan. La competencia mundial, en sus consecuencias más positivas, es un poderoso motor de progreso, de innovación y de mejora del nivel de vida", dijo.
Reconoció que esa competencia también puede tener "repercusiones negativas" y que por eso hacen falta "reglas eficaces para proteger nuestros valores y garantizar unas reglas de juego justas".
Cormann ha llegado al puesto aupado por el nuevo Gobierno de Joen Biden, que ha visto en el que fue hasta octubre y durante más de siete años ministro de Economía de Australia un buen conocedor de las relaciones correosas con China y de sus instrumentos de presión económica y política. En declaraciones a la prensa, el hombre que encarna la vuelta de Estados Unidos a las riendas de la organización tras el ostracismo al que lo sometió Donald Trump se mantuvo en un tono pragmático al constatar que, aunque el sistema chino es diferente y habrá tensiones, se deberá trabajar en común porque es la segunda potencia económica mundial.
Recordó que los miembros de la OCDE tienen "un compromiso compartido con la democracia, con los derechos humanos, con el Estado de derecho, con los principios de la economía de mercado, con la equidad entre los miembros y con un orden internacional basado en reglas".
Toda una declaración de intenciones para quien tendrá como consejero diplomático nada menos que al estadounidense James Rubin, que fue portavoz de la secretaria de Estado Madeleine Albright durante la presidencia del demócrata Bill Clinton y asistente de Biden cuando el actual inquilino de la Casa Blanca era senador y presidente de su comisión de Exteriores.
Cormann avanzó que, en sus relaciones con el resto del mundo, la OCDE debe prestar "una atención especial a la colaboración con la región Asia-Pacífico, incluidos los países de la ASEAN y a China".
"Dado el papel central de esta región en la evolución del crecimiento económico y demográfico del mundo, de la demanda de energía y de la innovación, entre otras cosas, es un eslabón esencial en la búsqueda de soluciones concretas a desafíos de dimensión mundial".
En cuanto a los seis países que llaman a las puertas de la OCDE (Brasil, Argentina, Perú, Rumanía, Bulgaria y Croacia), no quiso mojarse y dejó la respuesta en manos de los miembros de la organización.
Otro reto de Cormann al frente de la OCDE es desmentir a los detractores que intentaron evitar su elección advirtiendo de su pasado como miembro de un Gobierno australiano que es una de las ovejas negras por su resistencia a renunciar a los combustibles fósiles, en particular al carbón, de los que tanto provecho saca.
A favor de impuestos a multinacionales
El nuevo jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) afirmó que se siente “moderadamente optimista” sobre la posibilidad de que haya un acuerdo internacional para gravar a las multinacionales y dijo que la propuesta reciente del presidente estadounidense, Joe Biden, marcó un “punto de inflexión”. El flamante secretario general de la OCDE, el australiano Mathias Cormann, hizo los comentarios en una conferencia de prensa después de asumir el puesto en reemplazo del mexicano José Ángel Gurría, que dejó la posición tras dirigir la organización con sede en París desde 2006.
A una pregunta sobre la posibilidad de que se alcance un acuerdo internacional de impuestos, Cormann respondió:
“Está claro que aún hay mucho que conversar. No hay que adelantarse demasiado, pero soy moderadamente optimista”.