El destino no los llevó a actuar en fastuosos escenarios ni a andar en incansables giras, pero sí los condujo a un lugar donde se sienten estrellas, y vaya que ahí lo son.
Ese sitio, que data de 1896, no es otro sino la emblemática Plaza de Armas (antes 2 de Abril o Constituyentes) de Torreón. De día recibe a jóvenes, niños y uno que otro abuelito que se sienta en las bancas a leer este diario, pero cuando el atardecer se asoma, los reyes del paraje son las personas de la tercera edad, quienes acuden para sacar sus mejores pasos de baile y presumir sus talentos vocales.
Durante varios sábados El Siglo de Torreón asistió al programa "Cantantes laguneros", que comienza a las 6:30 de la tarde y termina alrededor de las 22:30 horas. El equipo de este diario charló con varios de sus protagonistas; todos tienen emotivas historias que inspiran. Ellos esperan la llegada del sexto día de la semana porque saben que cuando aparece la luna para iluminar la noche el público los cobija con sus aplausos y eso se vuelve su aliciente de vida.
LUIS ALBERTO
La esquina de Morelos y Valdés Carrillo se transforma en el escenario ideal de los cantantes de la Comarca. Un mediano equipo de sonido se instala. Aquí no hay localidades VIP o generales. Los espectadores se acomodan en unas sillas conforme van llegando; si no alcanzan, se sientan en las bancas o bien llevan sus propias butacas.
No podían faltar las bebidas típicas del lugar, como las de raíz o celis con limón, o a quien se le antoje un elote con crema, queso y chile.
Cuando el reloj marca las 18:30 horas, Magdalena Limones toma el micrófono, saluda a la audiencia y anuncia el elenco de la velada. En ese momento empieza el desfile de estrellas.
"Cada sábado tenemos una reunión muy bonita de cantantes laguneros desde hace 16 años. Es un programa cultural de música. Todos los que aquí se presentan son talentosísimos y nos da mucho gusto que cada sábado vienen muchas personas a ver nuestros talentos", compartió la organizadora.
JESÚS HERRERA
Jose Luis Recio Velásquez es una de las luminarias que no faltan cada sábado desde hace 10 años. Para él, actuar en la plaza se ha vuelto una terapia que lo mantiene feliz y lo motiva a continuar, "hasta que Dios quiera", cada mañana que despierta.
"Andaba de vago en Estados Unidos, ya muy adulto empecé a cantar y vi que me resultó, y ahora no puedo vivir sin cantar", dijo.
Según narró, la principal razón por la que de joven no se aventuró a tomar un micrófono se debió a que su esposa no se lo permitía.
"Mi mujer, que en paz descanse, tenía miedo de que la fuera a abandonar por irme a cantar. Me decía 'tú cantando, José Luis, me vas a abandonar', y creo que tenía razón porque luego uno agarra la música para otras cosas".
RAMÓN VILLA
TARDE, PERO SEGURO
Al igual que José Luis, Cecilia Rodríguez "la Jilguerilla" tardó en ingresar a la "artisteada", sin embargo, no se "agüita"; al contrario, el que hoy en día pueda cantarles los sábados a las personas que se reúnen en la plaza la torna dichosa.
"Apenas tengo 11 años cantando. Después de enviudar pude hacer esto que me gusta. Cantar aquí es hermoso porque aquí nos desahogamos de los problemas que tengamos".
La oportunidad de asistir cada fin de semana al sitio donde se encuentra el gran reloj que cada hora toca La filomena, según contó "la Jilguerilla", también les ha permitido hacer amigos y hasta se han dado romances.
"Aquí en la plaza yo creo que todos hemos hecho grandes amistades. Nos hemos topado con buenas personas. Lamentablemente, por esto del COVID-19 perdimos a grandes compañeros, como Chuy García".
MANUEL GÓMEZ
A diferencia de Jesús y Cecilia, Ramón Villanueva ha dedicado toda su vida a la música sin descuidar su negocio familiar de venta de plantas.
"El gusto por la música lo traigo desde niño. Estuve en varios grupos. Toda mi vida he tomado el micrófono para cantar. Soy comerciante. Nací entre flores, plantas y árboles porque eso es lo que vendemos desde generaciones pasadas", dijo.
Durante muchos años Luis Alberto vendía periódicos de El Siglo de Torreón, pero un buen día se dio cuenta de que "no cantaba mal las rancheras" y fue entonces que acudió a la plaza, sin saber que se volvería su segundo hogar.
"Aquí me la paso siempre porque hay mucha gente bonita y además me siento muy bien. Me debo a mi público, entonces hasta que el cuerpo aguante andaré en la plaza cantando. Mi mayor sueño cumplido fue que subieran videos míos cantando en el 'Face'", relató mientras sonreía evidenciando su emoción.
JOSÉ LUIS RECIO
Cantar en la Plaza de Armas ha servido para que varios de estos talentosos laguneros se den a conocer y luego les salgan varias "chambitas" en eventos particulares; tal es el caso de Manuel Gómez "el Andariego".
"Empecé esto como un hobby; cantaba en fiestas familiares. Me platicaron de la Plaza de Armas y dije 'voy a ir'. Lo hice y a mí me ha servido bastante porque la gente me conoció y me empezaron a contratar para fiestas, desde hace 10 años a la fecha".
La exposición ha sido tanta que hasta al cantante Hipólito Falcón le salió una fanática en la plaza, quien en una ocasión lo sorprendió con un ramo de flores.
"Una vez estaba yo cantando Juan el pescador; entonces una dama irrumpió en mi actuación, me abrazó efusivamente, me besó y me dio flores. Yo venía con la familia. Afortunadamente no tuve problemas, ya que mi esposa y mis hjos comprendieron que estamos actuando nada más y yo no iba a ser grosero, ya que uno vive del aplauso y el cariño de la gente".
Cada uno de estos artistas y otros más reafirman que nunca es tarde para cumplir un sueño de vida. Ellos se han vuelto el mejor ejemplo de que con actitud y perseverancia cualquier objetivo se puede concebir y evidencian que los obstáculos se los pone el propio ser humano.
El destino no los llevó a actuar en fastuosos escenarios ni a andar en incansables giras, pero sí los condujo a un lugar donde se sienten estrellas, y vaya que ahí lo son.