Ejercita tu cerebro, aprendiendo otro idioma
Cuando los niños empiezan a estudiar un nuevo idioma desde sus primeros años, logran conseguir el desarrollo bilingüe que los acompañará hasta su etapa universitaria. Además de la adquisición de una lengua diferente, el aprendizaje temprano beneficiará el desarrollo integral del pequeño.
Pensar en dos idiomas hace que, inconscientemente, tengan que prestar más atención a cómo funciona cada una de ellas y a sus diferencias y similitudes, es por eso que favorece la imaginación y el pensamiento crítico.
Además, gracias a este proceso de comparación, se logra potenciar el pensamiento abstracto, el pensamiento analítico y el desarrollo semántico, lo cual será una base importantísima para desarrollar la capacidad de generar ideas originales, plantear posibles escenarios y comprender el significado de palabras u oraciones difíciles.
Otro de sus beneficios es que ejercita la capacidad de enfocar la atención en los niños, pues al dominar dos idiomas de forma bilingüe, pueden diferenciarlos de forma constante, centrándose en uno, sin interferencias del otro. Esto tiene la ventaja de poder elegir a qué se le presta atención y a qué no.
Ser bilingüe desde la infancia, también da a las persona una gran sensibilidad comunicativa, por lo que desarrollarán una mayor capacidad de percibir lo que está ocurriendo a su alrededor y de ser sensibles a las necesidades y características de la persona con la que hablan.
De la misma manera permite aprender una perfecta entonación y pronunciación, algo que se vuelve difícil conforme avanza la vida.
Con la edad aumentamos la capacidad de aprender palabras nuevas en todos los idiomas, sin límites, pero no así los sonidos.
Los bebés de hasta cinco meses tienen un cerebro muy plástico capaz de reconocer y distinguir cualquier sonido e idioma, una capacidad que paulatinamente se va centrando y especializando sólo en aquellos a los que está más expuesto.