Una extraña sonoridad se abre campo entre el bullicio citadino cada hora. Los tonos resultan familiares, poco a poco la estructura sónica evoca una pieza identitaria. Sí, se trata de La Filomena, esa obra musical que llegó durante la Revolución mexicana a Torreón y a la cual don José F. Ortiz puso letra para que jamás se desprendiera de La Laguna.
Recientemente, el reloj monumental de la Plaza de Armas fue restaurado para regresar su sonido al corazón de la ciudad. Se trata de un mecanismo fabricado por Relojes Centenario, empresa poblana dedicada al oficio de Cronos desde 1918. El corazón de este reloj es su carillón, el cual contiene a La Filomena, pieza que reproduce cada hora.
CONSTRUCCIÓN DE LA TORRE Fue en marzo de 1983, durante la administración municipal de Braulio M. Fernández Aguirre, cuando comenzó la construcción del reloj monumental de la Plaza de Armas. El motivo: conmemorar el aniversario número 75 del nombramiento de Torreón como ciudad.
La nueva edificación constaría de cuatro caras, un cuerpo de 16 metros forrado en cantera y sustituiría al quiosco porfiriano de hierro forjado que estuvo en el lugar desde que ese espacio público era conocido como Plaza 2 de Abril. Según datos compartidos por el historiador Carlos Castañón, el paradero del viejo quiosco sigue siendo un enigma.
“Se remodeló la Plaza de Armas, se quitó el quiosco original y el argumento fue: ‘Lo vamos a desmontar y lo vamos a llevar a otro lado. No lo vamos a destruir’. Ese ‘otro lado’ nunca pasó, incluso en algún momento se dijo que ese quiosco se lo iban a llevar a la plaza de la colonia Martínez Adame... y allá hay un quiosco, en efecto, pero no es ese”, señala el historiador.
Para los festejos del 75 aniversario de Torreón se formó un comité. La obra no sólo fue financiada por el Ayuntamiento, también ciudadanos aportaron a la causa. Según Castañón, la ciudadanía pagó el reloj que en ese entonces costó 800 mil pesos, mientras que el Ayuntamiento se hizo cargo del quiosco con tres millones de pesos más.
Así, en el atardecer del 23 de septiembre de 1983, durante las fiestas de la ciudad, se inauguró el nuevo reloj monumental. La ceremonia se realizó en punto de las 19:30 horas y fue amenizada por la Banda Municipal y la comparsa de la Escuela Comercial Treviño. Las crónicas señalan que la Banda Municipal cerró su presentación ejecutando La Filomena, sincronizándose así con la misma pieza que salía del carillón en el reloj.
No obstante, la falta de mantenimiento e interés por parte de las siguientes administraciones municipales, provocó que el reloj prácticamente se quedara mudo al parar su maquinaria durante más de tres décadas.
RESTAURACIÓN Hace tres meses, la Dirección de Centro Histórico contactó a los técnicos de Relojes Centenario para que rehabilitaran el reloj. La maquinaria fue desmontada y trasladada a Zacatlán de las Manzanas, Puebla, donde se encuentra la sede de la fábrica. Finalmente, el reloj regresó a La Laguna y fue reinstalado a finales de mayo.
En un recorrido realizado por El Siglo de Torreón al interior del kiosco, mientras se realizaba una revisión, Adán Ordoñez representante de la fábrica, comentó que el reloj se encontraba abandonado al momento de su traslado.
“Este reloj nosotros lo fabricamos igualmente que el carillón musical, que es una melodía que se llama La Filomena. Esa la toca cada hora. Ya se le dio una restauración completa al reloj. Restauramos toda la maquinaria en sus piezas originales, al igual que el carillón musical que lo pueden escuchar aquí en el centro cada hora, obviamente con las campana naturales del reloj”.
Se trata de unmodelo REP. 00-A Automático, con número de serie 12020428R090523 que cuenta con tres campanas naturales: dos para los cuartos y una para las horas. Su corazón es el péndulo que libera al tiempo. Los cuartos y las horas trabajan con fuerza de gravedad auxiliándose en unas pesas. El reloj también cuenta con micrófonos que se activan cada hora para dar paso a la melodía del carillón.
“Hay que mantenerlos lubricados y aceitados. Si no se les lubrica, no se les echa aceite, el reloj llega a fallar o a amarrarse. Yo siempre doy el ejemplo de que los relojes son como los motores de los vehículos, obviamente si no le damos el cambio de aceite o los lubricamos, el motor del coche se desviela. Igualmente el reloj: si no lo lubricamos o aceitamos se llega a amarrar y se daña”.
En ese mismo recorrido, se constató el olvido que por años ha afectado a la edificación en polvo y heces de aves. Ante esto, Luis Reyes Castrellón, titular de la Dirección de Centro Histórico, mencionó que actualmente la Plaza de Armas está siendo sometida a un proceso de remodelación cuya inversión asciende aproximadamente al millón y medio de pesos. Dentro de este proyecto, la restauración de la maquinaria del reloj tuvo un costo de 180 mil pesos.
Se informó que la remodelación de la Plaza de Armas también contempla la limpieza de la torre reloj, remozamiento de los baños, así como la reparación de su techo para evitar goteras que dañen al mecanismo. A esto se anexa la restauración y rehabilitación de las fuentes en la plaza, junto a sus cuatro esculturas de bronce: La Sirena, Los Querubines, El Heraldo y El Tritón (estas dos últimas serán sustituidas en su totalidad luego de que las anteriores fuesen hurtadas). También se habló de la instalación de luminarias.
Una extraña sonoridad se abre campo entre el bullicio citadino cada hora. (EL SIGLO DE TORREÓN / JESÚS GALINDO)