Durante más de medio siglo, la voz que surgió del edificio monolítico de estilo Beaux Arts de la Cámara de Comercio cerca de la Casa Blanca fue predecible: era la encarnación de las empresas estadounidenses y, más específicamente, un conjunto de intereses compartidos con el Partido Republicano. (ARCHIVO)
Durante más de medio siglo, la voz que surgió del edificio monolítico de estilo Beaux Arts de la Cámara de Comercio cerca de la Casa Blanca fue predecible: era la encarnación de las empresas estadounidenses y, más específicamente, un conjunto de intereses compartidos con el Partido Republicano.
Sin embargo, el vínculo del partido con el sector empresarial del país se está desgastando.
Se abrieron fisuras cuando el Partido Republicano adoptó las teorías de la conspiración, por el negacionismo del cambio climático, así como su rechazo del resultado de las elecciones de 2020. El punto crítico más reciente fue en Georgia, donde una nueva ley respaldada por los republicanos que restringe los derechos de voto generó duras críticas de Delta Air Lines y Coca Cola, cuyas oficinas centrales están en el estado, e hizo que las Grandes Ligas retiraran de Atlanta el Juego de Estrellas 2021.
Los republicanos se enfurecieron. El líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, de Kentucky, advirtió que sus acciones eran “bastante estúpidas”, alienando a “muchos fanáticos republicanos”. Los estrategas republicanos argumentaron que ya no necesitaban el dinero de las corporaciones estadounidenses para ganar elecciones mientras intentan enfocarse más en la clase trabajadora.
Eso amplía una oportunidad para que el presidente Joe Biden y los demócratas del Congreso encuentren un aliado en un lugar poco probable mientras el Partido Demócrata unifica el control del gobierno federal por primera vez en una década. Biden está impulsando un ambicioso paquete de infraestructura de 2.3 billones de dólares que incluye aumentos de impuestos corporativos.
La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, estima que ha hablado con más de 50 líderes empresariales sobre el plan, incluida una ronda de llamadas telefónicas el fin de semana de Pascua. Ella está animando a las empresas a centrarse en el paquete completo en lugar de en los aumentos de impuestos.
Si la división empresarial con el Partido Republicano se amplía, esto podría ayudar a responder preguntas sobre la dirección política del país y hasta qué punto las empresas pueden seguir influyendo en Washington.