El sacerdote Aurelio González resaltó la difícil situación en la que viven en estas comunidades. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Las comunidades rurales del Cañón de Jimulco, pertenecientes a los municipios de Torreón y Viesca, se encuentran desde hace mucho tiempo en crítica situación de pobreza extrema, agravada por la pandemia y sin acceso a la nueva modalidad de la educación, lo cual reproduce la pobreza.
El sacerdote de la Diócesis de Torreón, Aurelio González Rodríguez, quien también es párroco de la Parroquia de María Madre de la Iglesia en el Cañón de Jimulco, resaltó la difícil situación en la que viven cientos de habitantes de esas comunidades apartadas y marginadas del progreso.
Explicó que en su mayoría son comunidades pequeñas y su principal medio de sobrevivencia es la extracción de carbón, la candelilla y la recolección de orégano, lo que les genera muy poco dinero para sostener a sus familias y además, son actividades temporales, no tienen un ingreso fijo, de tal manera que es una economía inestable y muy precaria.
"Con la pandemia se han agudizado los problemas económicos en esa región y muchas mujeres se trasladan a Torreón o Gómez Palacio para trabajar como empleadas domésticas y solo regresan los fines de semana con sus familias, pero por situaciones sanitarias derivadas de la pandemia, muchas empleadoras las han suspendido de manera temporal porque prefieren no tener gente en sus casas", aseguró el párroco.
Todo lo anterior, añade, genera el fenómeno conocido como niños en orfandad, es decir, tienen a sus mamás pero la mayor parte están sin ella porque se va a trabajar, en tanto que sus padres se van temprano por la mañana y regresan ya por la tarde.
Aunado a la pobreza, refiere, la educación en los niños es nula en la nueva modalidad, pues la gran mayoría no tiene acceso a los medios electrónicos y sus padres no están presentes para vigilarlos que estudien, de tal manera que andan en la calle. "Allá en Jimulco la educación es un fracaso y los niños no siguen el programa escolar".
Por todo lo anterior, es necesario que las autoridades municipales y estatales le den atención a esta grave situación en la que viven cientos de niños.