Jonathan Carranza González cumple hoy 10 años de haber desaparecido en el municipio de Juárez, y sus restos fueron exhumados apenas ayer de una fosa común del panteón municipal Cristo Rey, en Cerralvo.
Ahí, con el número de autopsia y al ver la dentadura, su mamá, Josefina González, de 53 años, corroboró que era su hijo.
"Les dije: yo quiero verle su dentadura porque mi muchacho traía dos coronillas hacia al frente... y le tuvieron que abrir la boca para que yo checara que sí era él", contó ayer la vecina de El Carmen.
Tras la exhumación, los restos fueron trasladados al panteón municipal de Hidalgo, donde su familia lo sepultó. Tenía 22 años cuando desapareció.
"Ya de perdido voy a tener dónde visitarlo", compartió su mamá, "porque era un tormento no saber nada de él todos estos años. Se me hacía un imposible encontrarlo".
"Le pedí a Dios que me diera otra oportunidad de saber de mi hijo, aunque fuera mala la noticia".
El año pasado, Josefina contactó a Leticia Hidalgo, fundadora de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (Fundenl), para contarle el caso de su hijo, y fue ella quien le dijo que tenía que hacerse la prueba de ADN, ya que desconocía el proceso.
Con el apoyo de Fundenl tuvo el acercamiento con la Fiscalía estatal. Dijo que en octubre le realizaron los exámenes y en noviembre le notificaron que los restos de Jonathan estaban en una fosa común de Cerralvo, de acuerdo con sus registros.
Sin embargo, fue hasta ayer, ocho meses después, que los restos fueron exhumados.