La Fiscalía estadounidense volvió a vincular este viernes al presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, con el supuesto narcotraficante Geovanny Fuentes Ramírez durante el alegato final del fiscal Michael Dennis Lockard, en el juicio abierto contra Ramírez, acusado de tráfico de cocaína y posesión de armas. (ARCHIVO)
La Fiscalía estadounidense volvió a vincular este viernes al presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, con el supuesto narcotraficante Geovanny Fuentes Ramírez durante el alegato final del fiscal Michael Dennis Lockard, en el juicio abierto contra Ramírez, acusado de tráfico de cocaína y posesión de armas.
"Tony Hernández (hermano del presidente hondureño) es, al igual que Juan Orlando Hernández, uno de los socios en el narcotráfico del acusado. Es el hombre que dirigía el tráfico para Orlando", aseguró Lockard dirigiéndose a los miembros del jurado durante su resumen de las dos semanas de sesiones desde que comenzó el juicio.
Durante más de una hora, la Fiscalía recordó las declaraciones del principal testigo, el exlíder del cártel hondureño de Los Cachiros, Devis Leonel Rivera Maradiaga, así como de dos testigos protegidos que declararon con nombres falsos y que corroboraron la información ofrecida por Rivera.
LOS COMIENZOS EN MIAMI
Según el relato de la Fiscalía, durante la primera década de este milenio, el acusado y el también narcotraficante Melvin Sandres, alias "Metro", vendieron cocaína en Miami hasta que, temiendo ser descubiertos, regresaron a Honduras, donde Fuentes Ramírez, con la ayuda de Metro, primo de los líderes de Los Cachiros, empezó a trabajar con el cártel para ayudarles a transportar cargamentos de droga llegados de Colombia hasta la frontera con Guatemala en su camino hacia México y, posteriormente, a Estados Unidos.
El fiscal recordó el transporte de tres supuestos cargamentos por un total de 1,500 kilogramos de cocaína.
"Pero el acusado no estaba satisfecho protegiendo la cocaína de otro. Él quería ser el líder, quería ser quien comprara y vendiera la cocaína por él mismo", dijo Lockard al tribunal, que tras escuchar los últimos alegatos tendrá que retirarse a deliberar.
La Fiscalía sostiene que esa es la causa que empujó a Fuentes Ramírez a comprar cocaína directamente y venderla y a abrir un laboratorio de droga para tratar cocaína base importada desde Colombia y transformarla en cocaína con la intención de aumentar el beneficio.
Defendió el laboratorio con armas automáticas, fusiles de asalto y lanzagranadas, un armamento con el que también protegió los cargamentos de drogas de Los Cachiros cuando trabajaba con ellos, según se desprendió.
JUAN ORLANDO HERNÁNDEZ, 'SOCIO' DEL ACUSADO
Se trata de un negocio para el que buscó el apoyo, según la Fiscalía, del presidente Juan Orlando Hernández y su hermano Tony, después de que Los Cachiros le dieran la espalada.
Lockard aseguró que Ramírez sobornó a Juan Orlando Hernández a cambio de protección, tal y como hacían Los Cachiros.
"Pero Juan Orlando Hernández no quería solamente el dinero del acusado. Quería acceso a la cocaína del acusado. El laboratorio del acusado estaba a muy poca distancia del mayor puerto de Honduras, Puerto Cortez, y Juan Orlando quería la cocaína del acusado para exportarla desde ahí", dijo el fiscal.
Lockard agregó que Hernández ofreció al acusado el contacto de su hermano Tony.
LA DEFENSA CARGA CONTRA EL TESTIMONIO DE RIVERA
Por su parte, el abogado de Fuentes Ramírez, Abraham Moskowitz, centró su defensa en desacreditar el testimonio del líder de Los Cachiros, que compareció como testigo cooperante del Gobierno.
"Leonel Rivera es la clave y si no le creen, no hay duda razonable (para condenar al acusado) y hay muchas razones para no crear a Leonel Rivera. Es uno de los traficantes de droga más importantes del mundo, traficó más de 100 toneladas de cocaína en Estados Unidos", dijo Moskowitz.
El abogado también recordó que el propio Rivera admitió haber matado y ordenado matar a 78 personas.
"Ese hombre no tiene moral, no tiene escrúpulos y probablemente no tiene alma, y os digo: no se le puede creer", concluyó Moskowitz.