El Ejército israelí llevó a cabo una operación junto a los servicios de inteligencia. (AP)
Israel y las milicias palestinas no mostraron ayer ninguna contención, pese a la muerte de civiles y las llamadas internacionales, e intensificaron durante este tercer día los ataques que encaminan este nuevo enfrentamiento a una cuarta guerra.
Los cohetes desde el enclave -más de un millar, la mayoría interceptados o fallidos- mataron, según el servicio de emergencias israelí United Hatzalá, a un niño de seis años, elevando a siete las víctimas en Israel. En Gaza, 65 palestinos han muerto desde el lunes, entre ellos 16 niños.
Según el digital Ynet, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, habría confirmado al gabinete de seguridad que rechazó una propuesta de Rusia para alcanzar un alto el fuego. Además, el mismo medio informó de que el gabinete aprobó este miércoles un plan para intensificar los ataques sobre las milicias palestinas en el enclave.
Por otra parte, el movimiento islamista Hamás, que gobierna en Gaza, aseguró que no aceptará una tregua hasta que paren los bombardeos. El número dos de la organización, Salah al Arouri, dijo en una entrevista con el canal de televisión Al Aqsa TV que los cohetes y misiles disparados en los últimos días son "existencias viejas" de las cuales querían deshacerse y que aún no han disparado el arsenal más nuevo.
Los bombardeos israelíes, que incluyeron una operación de inteligencia contra "el mando militar supremo" de las Brigadas al Qasam, el brazo armado de Hamás, costaron la vida al comandante de la ciudad de Gaza, Bassem Issa.
Los recuerdos son las tres guerras de 2008, 2012 y 2014, esta última la más sangrienta, con más de 2,200 víctimas fatales palestinas y 73 israelíes. Miles resultaron heridos.
MISIL Y AMENAZAS
El brazo armado de Hamás disparó un misil antitanque -el segundo después del lanzado por la Yihad Islámica el lunes- contra un vehículo blindado militar y mató a un soldado israelí de 21 años.
De madrugada, las milicias lanzaron una nueva ráfaga que hizo sonar las alarmas en el área de Tel Aviv y que mató a un hombre y su hija de 16 años, árabes israelíes, en la ciudad de Lod.
Durante el día, 15 proyectiles fueron disparados hacia la ciudad israelí de Dimona, donde se ubica una planta nuclear, mientras subía la retórica de la guerra con amenazas y plazos de nuevos ataques.
Por la tarde, las milicias lanzaron 130 cohetes más contra las ciudades israelíes de Netivot, Sderot y Ashkelón, esta última especialmente castigada en la jornada de ayer.
CAÍDA DE TORRE EN GAZA
Los bombardeos israelíes en el bloqueado y superpoblado enclave palestino fueron especialmente intensos durante cuatro horas esta mañana en la ciudad de Gaza y continuaron intermitentemente durante el día, causando la muerte de tres menores.
Además, una cuarta torre de 14 plantas, Al Shuruq, se derrumbó tras ser bombardeada, después de haber recibido una orden de evacuación. En total, 500 edificios residenciales y 52 instalaciones gubernamentales, principalmente estaciones de policía y asociaciones de Hamás, han sido bombardeados en esta escalada.
El Ejército israelí llevó a cabo una operación junto a los servicios de inteligencia que mató simultáneamente a 10 comandantes militares, de los cuales cuatro eran encargados de investigación y desarrollo y producción.
Según el portavoz militar israelí Jonathan Conricus, desde el lunes al menos 25 milicianos "de diversos rangos y antigüedad, pertenecientes a Hamás y la Yihad Islámica" han muerto en ataques selectivos.
SIN VISTAS DE ALTO EL FUEGO
"Estamos avanzando hacia una guerra a gran escala. Los líderes de todos los bandos tienen que asumir la responsabilidad de una desescalada", pidió el enviado de la ONU para Oriente Medio, Tor Wennesland.
Estados Unidos enviará "inmediatamente" al subsecretario adjunto para Asuntos Palestinos e Israelíes del Departamento de Estado, Hady Amr, a la región para mediar en el conflicto y reunirse con líderes israelíes y palestinos.
Una delegación de seguridad egipcia acudió este miércoles a la Franja de Gaza en una visita breve en la que se reunieron con las facciones palestinas para llegar a un acuerdo de alto el fuego con Israel, para el que intentan mediar junto a Catar y la ONU.
El movimiento islamista insistió en sus demandas de parar "la represión en Jerusalén", durante las protestas y disturbios de estas semanas previas que han sido el detonante de esta nueva escalada de violencia entre israelíes y palestinos, al borde de una nueva guerra con más implicaciones que las anteriores.