Mantuvieron ayer, por cuarto día consecutivo, la escalada bélica que ha causado ya 111 muertos. (EFE)
El Ejército israelí y las milicias palestinas en la Franja de Gaza mantuvieron ayer, por cuarto día consecutivo, la escalada bélica que ha causado ya 111 muertos y que, mientras mediadores internacionales intentan detener, podría estallar en otra devastadora guerra si Israel aplica sus planes de una operación terrestre.
Por la noche, tres cohetes lanzados desde Líbano hacia Israel, hasta el momento sin que se haya reivindicado la autoría, introdujeron otro factor impredecible a la tensa situación en la que las tropas israelíes ya están movilizadas en torno al enclave.
Tras una madrugada de incesantes disparos desde el enclave, la continuación de los ataques por parte de ambos bandos forzó a las poblaciones de Gaza y de las comunidades israelíes colindantes a quedarse resguardadas.
Las alarmas antiaéreas volvieron a sonar en la ciudad de Tel Aviv, que en esta escalada se ha convertido en objetivo recurrente de las milicias palestinas, y se activaron también en Eilat, en el extremo sur del país, cuyo aeropuerto se cerró por el lanzamiento de un misil.
Fueron al menos 160 los proyectiles disparados desde Gaza hacia territorio israelí, 30 de los cuales cayeron dentro del enclave.
Estos disparos elevaron la cantidad total desde el inicio de la escalada a más de 1,750. De esa cifra, según el Ejército israelí, 300 cayeron dentro de Gaza y cientos fueron interceptados por el sistema antimisiles Cúpula de Hierro.
Israel, por su parte, bombardeó sitios desde donde las milicias lanzaban cohetes, así como plantas de fabricación de cohetes en el centro del enclave.
Los incidentes causaron nuevas víctimas mortales en Gaza, donde según el Ministerio de Sanidad, 103 personas han fallecido en los últimos cuatro días, incluyendo 27 niños y 11 mujeres.