Talento mexicano. José Miguel Barajas es traductor de Agencia general del suicidio, obra del poeta francés Jaques Rigaut.
San Andrés Tuxtla, al sur de Veracruz, fue la localidad donde José Miguel Barajas descubrió la literatura de manera oral. Sus familiares mayores, abuelos, abuelas y tías, le contaban historias locales, narraciones propias de la región.
Los libros aparecieron años más tarde, a mediación y en el último tramo de su formación básica. Juan Rulfo fue autor imprescindible, junto a Francisco Rojas González y su libro de cuentos El Diosero.
Tras terminar la preparatoria, el veracruzano tenía en claro que su camino profesional estaría empedrado por la literatura. Quizá en una primera estación, Barajas no se enfocaría a la creación ni a la traducción, pero sí al estudio de la lengua para poder impartirla. "Me metí a estudiar letras españolas como a los 19 años, en Xalapa, en la Universidad Veracruzana (UV)".
Una mente abierta al mundo como la de José Miguel Barajas pronto apostaría por absorber imágenes de otras culturas. El gusto del veracruzano por los idiomas resultaba indiscutible, sobre todo su afición por el francés.
"El francés me hizo ver que también era otra manera de aprender, de estudiar, de leer y a la vez practicar la escritura. Eso fue como a los 24 años, en una oportunidad que tuve de andar por Francia otra vez. Había un libro que me interesaba mucho para mi tesis, que yo lo podía leer en francés, pero lo quería comentar con mis amigos y no había una traducción cerca. Entonces lo tuve que traducir para poder compartirlo y comentarlo. Así me di cuenta de que traducir era algo interesante, como una práctica, como ir estudiando y empecé a traducir un libro de Stéphane Mallarmé".
Así comenzó su gusto por leer a los autores franceses en su idioma original, para luego, tras una interpretación a detalle, trasladar sus imágenes e ideas al castellano. Pero más que un capricho personal, era una manera de compartir con sus allegados las lecturas que caían a sus manos. La poeta canadiense Anne Carson tiene una frase al respecto: "Traducir es como entrar a un cuarto oscuro intentando encontrar el interruptor de luz".
Sin saberlo, Barajas pondría esta cita a prueba en la primera traducción que hizo de Mallarmé. El veracruzano afirma que en los versos del Igitur buscó la sonoridad. "Me interesó escuchar mucho, porque quizá las imágenes eran medio oscuras, Mallarmé tiene un poco de eso, que los signos son medio complejos. Pero yo dije: 'Pienso que esto me da de golpe o primera impresión', y era el sonido. Me quise concentrar mucho en la sonoridad de ese poema, de esa prosa o de ese cuento. Básicamente digamos que mi acceso fue auditivo".
PREMIO BELLAS ARTES
La carrera de José Miguel Barajas como traductor ha madurado con el tiempo. Barajas tiene presente que entre idiomas no existen equivalencias exactas, cada lengua posee su singularidad. Traducir va más allá de una expresión lingüística, alcanza grados culturales y manifestaciones estéticas.
"De entrada hay que tener en cuenta esos elementos, de que la literatura es también un fenómeno estético, con sus reglas o regularidades, corrientes, historia y recepción. Luego cada lengua tiene una manera de organizarse formalmente y una tradición que existe. Después, como traductor, tienes que elegir y siempre tiene que descartar, pero a la vez no por eso traiciono, sino que intento reconciliar entre dos horizontes o dos lenguas".
El traductor también debe pensarse como un ejecutante, pero más que como un intérprete, debe visualizarse en un musical, como alguien que toma la pieza de otro para darle vida en ese instante. "La hace vivir, por así decirlo, entonces es pensarlo así como una ejecución, como una interpretación o como el actor mismo que en el escenario le da voz a un personaje de alguien más, pero también todo lo que uno le aporta como ejecutante o como intérprete permite que el público tenga acceso".
Con esa idea, José Miguel Barajas se encontró con la obra de otro autor francés: Agencia general del suicidio de Jacques Rigaut, poeta surrealista cuyos versos surcaban la temática del suicidio. Este encuentro fue propiciado por Aquelarre Ediciones, editorial veracruzana que le propuso el proyecto, el cual Barajas aceptó sin titubeos.
"Seguí el trabajo de escritorio de documentarme, leer la obra, leer un poco de la crítica, leer qué han comentado los críticos, leer también otras traducciones e ir aprendiendo. Y también esta otra cosa que mencionaba hace rato, de ver cómo me resonaba, cómo me golpeaba, cómo me interpelaba la obra, cómo me hacía sentir ciertas cosas y entonces ya comenzar a pensar cómo podría sonar eso en español, cómo podría presentar ciertas imágenes y qué sería lo importante que yo dijera: 'Si tengo que elegir qué voy a restituir o qué es lo que puedo salvar'. Pensando así como un incendio, donde algo no podrás sacar, pero lo que saques será valioso, será lo que quedará".
En 2020, José Miguel Barajas, por la traducción de Rigaut y en la categoría de Poesía, recibió el Premio Bellas Artes de Traducción Literaria Margarita Michelena, convocado por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), y el Gobierno del Estado de Hidalgo a través de la Secretaría de Cultura de Hidalgo.
"Con Rigaut, lo más difícil que veía a veces era mantener un sentido del humor, que era un poco agridulce. Había que lograr que no se perdiera, que no fuera nada más patético, pero tampoco un mero chiste, sino que tuviera un poco de desequilibrio".
Barajas siente alegría por este reconocimiento, puesto que en un principio, su traducción de Agencia general del suicidio, no causó mucho eco y la pandemia inmovilizó sus presentaciones. Ante esto, espera que su reconocimiento sirva para visibilizar un poco más el panorama de al traducción en México.
"Que cuando leemos literatura extranjera y traducida, veamos que también hay el trabajo de un traductor detrás y que por fortuna no habrá traducción definitiva, sino que es una manera más de leer a través de otro".