José es un vendedor de recuerdos. Su casa acumula muebles, lámparas, reproductores de sonido, juguetes, baúles, televisores y montones de discos de vinilo.
José Burciaga Alcázar maneja una tiendita de antigüedades en el Centro de Gómez Palacio. Señala que la venta aquí es impredecible, pues dependen de la gente que les trae algunas cosas, recuerdos que ya no utilizan, de modo que existe una variedad de intereses.
"Hay cosas que sí, la gente demanda bastante, porque están así como de moda, para adornar, por ejemplo, las lámparas de petróleo, las planchas de carbón, pero también vendemos muebles, ya ve que antes los hacían muy bien, de madera, muy bien trabajados, ahora, por desgracia, la mayoría son de aglomerado, no duran, la gente aprecia mucho el tipo de muebles antiguos, no solo por la vista sino por la utilidad", explica.
Entre lo más solicitado, están los objetos coleccionables relativos a marcas de refrescos, de cervezas, promociones de hace décadas que despiertan entre los visitantes recuerdos de la niñez.
"A la gente le gusta mucho este tipo de objetos y los colecciona", dice.
Recientemente, se vendieron unas charreteras del Ejército Imperial de Maximiliano de Habsburgo, con 200 años, y actualmente se tiene un programa de la representación viacrucis de la Pasión de Cristo en Alemania de 1930, justo antes de la Segunda Guerra Mundial, también un equipo de sonido de bulbos, con tocadiscos, de los años 30. José reconoce que hay ocasiones en que las cosas pueden permanecer mucho tiempo hasta que llega la persona justa que se interese en ello.
Los compradores suelen llevar bienes para vender y, al recorrer la tienda, terminan por intercambiarlos por algún objeto que encuentran entre las pilas de adornos, al que le ven algún potencial como accesorio vintage.
"Traen baúles, adornos, cuadros", comenta.
La casa de José tiene cerca de 70 años, por lo que se asoció con otra persona para poner este negocio, al considerar que era muy ad hoc para este concepto. El señor vive aquí junto a los recuerdos que viene a dejar la gente, algunos han pasado de generación en generación, o de dueño en dueño, por lo que hay quienes consideran que pudieran "guardar" cierta energía de los antiguos propietarios, pero él no cree en nada de esto.
"Hay gente que tiene creencias de que todas las cosas antiguas tienen vibra y les tienen cierto respeto, que guardan energía, pero yo vivo aquí y no me ha pasado nada de eso", dice.
José considera que las antigüedades han adquirido mayor interés en los últimos años por la moda vintage, en cuanto a los objetos o accesorios con cierta edad, que no pueden aún catalogarse como antigüedades pero que se han revalorizado con el paso del tiempo, y piensa que esto pudiera crecer aún más.
"Siempre ha habido gente que se interesa por coleccionar cosas antiguas, aquí en La Laguna siempre ha habido este tipo de negocios", indica, "hay todo tipo de mercados, todo tipo de compradores, por eso (aquí) siempre hay gente que se ha dedicado a este tipo de negocios".
Y aunque se pensaría que las mujeres serían la principal clientela de este lugar, el señor dice que los hombres son los más interesados en coleccionar objetos antiguos. Mientras las mujeres buscan más adornos y cuadros, los hombres piden carros a escala, juguetes y tecnología antigua, desde televisores hasta equipos de sonido, discos de vinilo.
"Hay discos de colección que son muy apreciados y pueden tener un precio más alto, pero, en general, andan en un promedio de 50 pesos el disco de vinilo, también dependen de la antigüedad, el estado de conservación", comenta.
La tienda en Allende número 538 no tiene letrero pero los interesados en estos objetos lo ubican sin problema. José confiesa que hay gente que pasa varias veces antes de entrar, pues se sienten intimidados al creer que los precios son altos, cuando hay recuerdos muy accesibles.
"A lo mejor encuentran cosas que ni siquiera sabían que les podían interesar, ya viéndolas, les llaman la atención y pueden hasta iniciar una afición", expresa.
José dice que para considerar algo como antigüedad debe tener más de 100 años, de modo que lo que más se vende en su tienda son "cosas viejas" que atraen los recuerdos.
En la tienda de José se apilan muebles, máquinas de coser, lámparas, reproductores de audio, televisores y montones de discos de vinilo. (EL SIGLO DE TORREÓN)
