El Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), confirma la tendencia de calentamiento en las diferentes regiones del planeta, particularmente para nuestro país se prevé un aumento en la temperatura, el cual será mayor en el norte de México. El mayor calentamiento está relacionado con una mayor sequía, ya que se estima que la disponibilidad de agua se reducirá en 20%, esto afectará la agricultura de alimentos básicos y los habitantes podrían ser afectados severamente por las olas mortales de calor con aumentos hasta de 5.8 grados centígrados. Ante esta situación ampliamente detallada en el informe del IPCC, un imperativo en una región árida y norteña como la nuestra, demanda la construcción de una agenda del agua que incremente su resiliencia y resistencia frente a unos pronósticos adversos de escasez de agua y de alta evaporación causada por los incrementos de la temperatura. Significa que mientras más resilientes y resistentes seamos como sociedad, más probabilidades tendremos de pasar las crisis con éxito. Si logramos la conservación del preciado líquido estaremos preparados para enfrentar incluso las terribles olas mortales de calor.
El primer rasgo importante que sería una condición sine qua non en la construcción de una agenda del agua es la conservación de la biodiversidad que hace posible la producción de agua, su conducción y recarga de acuíferos. En este sentido, la gestión sostenible y la conservación de los ecosistemas involucrados como: el Bosque de pino encino de la Sierra de Durango y de Jimulco, los bosques riparios de arroyos y ríos, y los pastizales áridos y matorrales es fundamental. Los ecosistemas que relacionan los factores vivos con los no vivos, no son adornos de la naturaleza, sin ellos simple y llanamente no habría agua. Aprendamos a valorar debidamente los servicios ambientales de estos ecosistemas.
El segundo apartado de la agenda del agua debe considerar todas las posibilidades de cosecha y conservación de agua. En esta tesitura, las presas como almacenadoras de agua superficial son parte importante en el abastecimiento y por tanto el proyecto de Agua Saludable para La Laguna cobra sentido como una alternativa más de abastecimiento de agua potable en el contexto del Cambio climático. Esta alternativa no obstante sería complementaria a la gestión del agua almacenada por debajo de la superficie.
El agua subterránea es y ha sido la principal fuente de agua para garantizar los servicios de agua potable para los laguneros, no obstante, su uso excesivo e insustentable por un sólo sector de usuarios ha provocado el abatimiento de los mantos freáticos y la contaminación del vital líquido con arsénico, esto ha provocado escasez de agua, caracterizada por una menor disponibilidad y accesibilidad del líquido. De acuerdo con la emergencia climática que vivimos, no hay almacén más seguro para el almacenamiento estratégico del agua que los acuíferos subterráneos.
Que acciones deben realizarse en esta importante etapa de la agenda: debemos gestionar la recarga del acuífero principal con agua de las presa Lázaro Cárdenas, de acuerdo con expertos en recarga de acuíferos que llevaron a cabo experimentos en un tramo del lecho seco, señalan que es altamente factible recuperar este acuífero y disminuir las concentraciones de arsénico. El beneficio ambiental es insuperable, se consigue y se potencia la disponibilidad de agua, se mejora el valor de la tierra y la biodiversidad y se mitigan los riesgos relacionados, como las inundaciones en el caso de las presas.
Sin embargo, este importante esfuerzo no podría llevarse a cabo sin antes regular las extracciones de agua. Sin revisar las concesiones, sin equilibrar la extracción a la recarga, sin la dotación de medidores confiables en cada pozo, como la medición telemétrica. Sólo entonces cualquier intento de recuperación del acuífero, tendrá los resultados esperados.
Finalmente debemos pensar con una mentalidad diferente y sobre el uso de tecnologías innovadoras, para evitar el desperdicio del agua, es necesario aumentar la capacidad de reuso y de reciclado del agua, en el primer caso podrían utilizarse aguas grises para construir microclimas que amortigüen las olas mortales de calor, en el segundo caso, se tendrían industrias eficientes y socialmente responsables.
La Organización de Naciones Unidas ha declarado una Emergencia Climática y en el Norte de México las probabilidades están más próximas a la ocurrencia de sequías severas y a las olas mortales de calor, debemos estar preparados para cuando se presenten, la resiliencia y resistencia que nos daría un abastecimiento suficiente, son el camino.