Grecia espera que la recesión del incendio en los suburbios del norte de Atenas y el apoyo extranjero le permita poner bajo control este domingo las decenas de incendios aún activos, tras casi una semana de la que ya es la mayor catástrofe ambiental del país. (EFE)
Grecia espera que la recesión del incendio en los suburbios del norte de Atenas y el apoyo extranjero le permita poner bajo control este domingo las decenas de incendios aún activos, tras casi una semana de la que ya es la mayor catástrofe ambiental del país.
Aunque las autoridades no los dan por controlados y temen que en cualquier momento una chispa les devuelva a la casilla de salida, casi todos los frentes han sido reducidos, a excepción del de Eubea, la segunda mayor isla de Grecia, donde el fuego sigue avanzando a sus anchas y su parte norte, incluyendo miles de hectáreas de bosque virgen, ha sido reducida a cenizas.
UNA ISLA EN LLAMAS
El viceministro de Protección Ciudadana, Nikos Jardaliás, aseguró hoy que las fuerzas antincendios se han reforzado en Eubea con 17 aviones, centrados en las zonas residenciales, aunque destacó que la extinción es "extremadamente complicada" por la fuerza y dirección de las rachas de viento, las turbulencias y el denso humo, que dificulta la visibilidad.
Durante días vecinos y autoridades desesperados han acusado al Gobierno de haber utilizado el discurso de "salvar vidas, no casas", para abandonarles durante días, con la evacuación como casi única herramienta, así como de priorizar la región capitalina de Ática.
El Gobernador de la región de Grecia Central, Fanis Spanos, aseguró hoy que alrededor de 3,000 personas han sido alojadas en hoteles o polideportivos tras evacuarse casi 50 poblaciones en Eubea, en muchos casos en ferris, barcos privados o de la Guardia Costera.
Las imágenes en Eubea son de desesperación, con cientos de personas intentando salir mientras otros tantos se quedan con el fin de salvar sus hogares y medios de vida en una atmosfera sofocante, con un cielo apocalíptico en el que en una tarde de agosto no se puede ver el sol.
Ante las críticas de falta de medios en Eubea, donde se habla de más de 20,000 hectáreas quemadas, el teniente general del cuerpo de bomberos, Nikos Diamandis, aseguró hoy que los aviones y helicópteros realizan las operaciones consideradas más efectivas y, sobre todo, posibles y que, por lo tanto "no necesariamente se acercan a las llamas por la zona o desde la dirección que los vecinos esperan ver".
Según Diamandis, la carga térmica es tan alta que comparó la extinción con "verter agua para extinguir la lava de un volcán".
Esta tarde, los aviones Canadair enviados por España, Francia y Croacia se dirigieron a Eubea, según confirmó la Comisión Europea.
Grecia ha agradecido la solidaridad recibida desde el exterior. A estos aviones se suman desde Chipre dos aviones y 40 bomberos, 83 bomberos franceses, dos aviones suecos, tres helicópteros suizos y dos egipcios, 108 bomberos y 21 vehículos rumanos, 100 efectivos ucranianos y 16 israelíes. Se espera más ayuda desde Francia, Alemania, Polonia, Eslovenia, Austria, Chequia, Reino Unido, Qatar y Kuwait.
El ministro de Asuntos Marítimos griego, Yannis Plakiotakis, anunció hoy el desplazamiento gratuito desde los puertos de Edipsos y Agiokampos, en Eubea, a lo que siguió un río de indignación por que miles de víctimas hayan tenido que pagar para seguir las órdenes de evacuación de las autoridades.
CAUTELA Y VIGILANCIA
En las zonas donde se han podido reducir los frentes, como al pie del monte Parnés, al norte de Atenas, en lugar de una sensación de éxito reina la cautela ante la posibilidad de que resurjan focos.
Unos 500 agentes de Policía patrullan los parques, colinas y otras zonas verdes de Ática para evitar más fuegos y desde ayer se han identificado a 19 personas sospechosas de provocar incendios. Solo este domingo cuatro personas fueron detenidas por intentar provocar fuegos en la región, dos de ellos menores de edad.
De momento, el fuego ha dejado una víctima mortal. Un hombre de 38 años que murió a raíz de las heridas provocadas por la caída de un poste eléctrico de alta tensión mientras participaba en la extinción del incendio de los suburbios del norte de Atenas como bombero voluntario.
A esta pérdida se suma la quema de uno de los últimos pulmones verdes de la superpoblada capital, donde se aglutina casi la mitad de la población del país, y de una cifra indeterminada de la fauna local. En las últimas horas vecinos de Atenas han podido ver bandadas de cigüeñas buscando un refugio desesperado en la ciudad, lo que se saldó con la muerte de muchas de estas aves tras chocar con cables de alta tensión.