Decidido a homenajear a la maestra de Texas Zelene Blancas, quien falleció por el COVID-19, un colega a 3,200 kilómetros (2,000 millas) apeló a la generosidad de otros para hacer llegar una piedra con forma de corazón a su escuela. (ESPECIAL)
Decidido a homenajear a la maestra de Texas Zelene Blancas, quien falleció por el COVID-19, un colega a 3, 200 kilómetros (2, 000 millas) apeló a la generosidad de otros para hacer llegar una piedra con forma de corazón a su escuela.
La empresa tomó cinco meses en los que la piedra fue transportada cuidadosamente por una cantidad de personas y llegó a la escuela Dr. Sue A. Shook Elementary de El Paso, Texas, donde enseñaba Blancas, quien fue recordada como “la personificación de la bondad”.
“El legado que deja, su generosidad para con los demás, el hacerlos sentir especiales, tomarse su tiempo para llegar a conocer a alguien y hacerle saber que era especial”, dijo la directora de la escuela Cristina Sánchez-Chavira. “Eso era ella”.
Fue un tributo merecido a una mujer de 35 años, nacida en México, que en el 2018 produjo un video de su clase bilingüe de primer grado que emocionó a los usuarios de Twitter. Mostraba a sus alumnos abrazándose al salir del aula, un ritual que ella alentaba al comienzo y el final de las clases.
“Quería que todos supiesen que eran queridos cuando llegaban, que alguien esperaba por ellos”, explicó Sánchez-Chavira. “Y cuando salían, que recordasen que esta era su casa, que alguien los quería aquí”.
Al ver la repercusión del video, Pinksocks Life, una organización sin fines de lucro que promueve las conexiones entre la gente, se puso en contacto con ella. A través de Pinksocks, Blancas conoció a Brian Aikens, un maestro de niños especiales de tercer y cuarto grados de Royersford, localidad próxima a Filadelfia.
A principios del 2020, antes de que la pandemia trastornara la vida de todos, Blancas y Aikens hicieron que sus estudiantes se comunicasen en forma virtual.
Tras la muerte de Blancas el 28 de diciembre, Aikens dijo que habló con sus alumnos acerca de lo que podrían hacer en su homenaje.
Durante la pandemia había empezado a enviarles piedras a sus alumnos para que se sintiesen conectados con la escuela y con sus compañeros. Recordó entonces una piedra grande con forma de corazón, del tamaño de una mano de adulto, que había encontrado su hijo durante un paseo y que tenía en la entrada de su casa. En la piedra había pintado la frase “quiere más, teme menos”, un lema de Pinksocks.
“Cuando Zelene falleció en un abrir y cerrar de ojos pensé que había que hacer llegar la piedra a su escuela, que debía estar allí”, dijo Aikens.
La piedra inició su recorrido en marzo, cuando una hija de la ayudante de Aikens asistió a un torneo de hockey en Carolina del Norte.
Pete Metzgar, quien colabora con Pinksocks, también aceptó transportarla. Un colega de Raleigh la recogió y se la hizo llegar pocas semanas después, cuando se encontraron por razones profesionales en Alabama. De allí Metzgar se la llevó a su casa en Charlotte.
Metzgar, quien viaja a menudo por su trabajo en la telemedicina, se la pasó a un amigo en Phoenix durante uno de sus viajes y la piedra continuó así su recorrido hacia el oeste del país.
Al ver que no surgía nadie que la tomase en Phoenix, Mónica Aguilera, quien ayuda a los estudiantes de la Shook Elementary a aprovechar recursos ajenos a la escuela, se encontró para cenar con el amigo de Metzgar en Phoenix y regresó con la piedra. Dijo que en el viaje de vuelta veía “arcos iris por todos lados”.
Los alumnos de Aikens siguieron el recorrido de la piedra por la internet y se contactaron en forma virtual con la maestra de primer grado de la Shook Elementary Lindsay Taylor, contándose historias de las dos ciudades.
Taylor dijo que esos contactos fueron un rayo de esperanza en un año duro e inspiraron a sus alumnos a tener actos de bondad.
“Fue como si les dijesen, ‘ok, tratemos de buscar algo positivo en esta situación tan fea’”, expresó Taylor.
La “piedra de la bondad” permanecerá un tiempo en cada aula antes de ser colocada en una caja junto a una foto de Blancas y una placa.
Un hermano de Blancas, Mario, dijo que el deseo de ella de ayudar a los alumnos fue producto de los problemas que enfrentó con el inglés cuando vinieron a El Paso desde Juárez, en México, cuando eran chicos.
“Disfrutaba cada día con sus alumnos. Era la maestra y también velaba por sus intereses”, expresó.
Zelene Blancas ayudaba a su familia y cuidaba a sus dos perros. Tenía un vínculo especial con una sobrina y pasaba mucho tiempo con ella, haciendo de todo. Cocinaban y a veces iban a un spa.
“Para alguien tan joven, dejó mucho detrás suyo”, dijo su tía abuela Martha Contreras. “Una huella hermosa e inolvidable”.