El presidente Andrés Manuel López Obrador arribó ayer al bosque Venustiano Carranza. Su intención fue tratar de romper un silencio de 110 años, pues hasta ese momento ningún titular del Poder Ejecutivo se había pronunciado sobre la matanza de migrantes chinos en Torreón, ocurrida en mayo de 1911.
Acompañado del gobernador de Coahuila Miguel Ángel Riquelme, José Rosas Aispuro, gobernador de Durango, el embajador de China en México Zhu Qingqiao, e integrantes del gabinete federal, diplomáticos y especialistas, el presidente encabezó la petición de perdón por agravios a la comunidad china en México.
La especialista Mónica Georgina Cinco Basurto recordó que los primeros migrantes chinos llegaron a México durante el Porfiriato, "en el marco de las políticas estatales de colonización para formar el norte y los litorales, y asegurar mano de obra barata".
Explicó que miles de chinos arribaron al país entre 1895 y 1920 en un contexto donde "eran acusados de ser portadores de enfermedades y se les calificó de raza inferior, opiómanos, amorales y provenientes de una cultura abyecta". Señaló que, además de llegar desde el país asiático, los chinos también arribaban a México provenientes de Estados Unidos y Cuba.
La Laguna significó para ellos una tierra de oportunidades donde fundaron comercios, invirtieron en empresas y trabajaron tierras agrícolas en la zona de El Pajonal, donde ahora se ubica el bosque Venustiano Carranza. Tras otorgarle el 'árbol de la vida' al embajador chino, en lo que significó una muestra de "fraternidad entre las dos naciones", López Obrador tomó la palabra ante miembros de la comunidad china en Torreón.
Enfatizó en el desarrollo económico de la región lagunera y el crecimiento acelerado que esta tuvo durante los últimos años del Porfiriato, aunque recalcó que en este progreso se ausentó la justicia social y la riqueza se concentró en pocas manos.
Asimismo, indicó que, tras ser un pueblo tranquilo y apacible, la política neoliberal del Porfiriato convirtió a Torreón en una "madeja de conflictos sociales y políticos" donde "tuvo lugar el llamado pequeño exterminio que causó la muerte de 303 chinos mexicanos".
Bajo ese clima de tensión, citó un mensaje que la comunidad china de Torreón circuló entre sus integrantes antes de la masacre. En él se instaba a los migrantes chinos a resguardarse y no oponer resistencia ante posibles saqueos de las tropas revolucionarias y la propia población local.
Con la convicción de que sucesos de esta magnitud no se repitan en el futuro, Andrés Manuel López Obrador cerró: "Considero que este acto donde el pueblo mexicano pide perdón a los familiares de las víctimas de la represión autoritaria cometida por movimientos, organizaciones y Gobierno de nuestro país, no solo nos obliga a asumir nuestra responsabilidad y culpa, sino también aceptar el compromiso con el pueblo y la República Popular de China de que el Estado mexicano no permitirá nunca más el racismo, la discriminación y la xenofobia".
Ceremonia. El presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó la ceremonia de petición de perdón a la comunidad de China por el exterminio que padecieron en México durante 1911, un acto que el ejecutivo calificó como “pequeño genocidio”. (ÉRICK SOTOMAYOR)