Me dicen que el fantasma de un niño se aparece algunas noches en la casa morada del Potrero.
Yo no creo en aparecidos, aunque no puedo negar que he visto algunos. Vi el espectro de doña Rosita de la Peña y Zúñiga, que murió repentinamente la víspera de su matrimonio con el capitán Peredo. Ahora lo busca por todas las habitaciones de la casa para entregarse a él. Vi también esa forma sin forma que vaga por el viento y se acerca a quien tiene una secreta culpa para decirle al oído: "Todo se sabe, y todo se sabrá".
Jamás, sin embargo, había visto al fantasma del niño.
Anoche, por fin, lo miré. Estaba llorando desconsoladamente, como si hubiese perdido algo que no podía hallar. Le pregunté:
-¿Quién eres, y por qué lloras así?
Me respondió:
-Soy tú, y lloro porque soy tú.
¡Hasta mañana!...