Los Gobiernos dejaron claro que los progresos han sido 'insuficientes' y acordaron nuevas metas intermedias, como la de reducir a menos de 370,000 las infecciones anuales para 2025. (ARCHIVO)
Los Gobiernos de todo el mundo acordaron este martes nuevas metas y compromisos para tratar de acabar con el SIDA para 2030, un objetivo que está en peligro por las persistentes desigualdades a las que se enfrentan las personas que viven con el VIH o que se ven en riesgo de contraerlo.
Reunidos en la Asamblea General de la ONU cuando se cumplen 40 años de los primeros casos, los países aprobaron una declaración en la que prometen impulsar nuevas medidas para acelerar la lucha contra la enfermedad, que, pese a los importantes avances de los últimos años, sigue con unos niveles de infecciones por encima de lo esperado.
Así, la meta fijada en 2015 de que para 2030 el SIDA deje de suponer un problema de salud pública amenaza con esfumarse, a menos que haya cambios drásticos.
"Las tasas de VIH no están siguiendo la trayectoria que juntos prometimos. De hecho, en medio de las consecuencias de la crisis de la COVID, podríamos ver incluso una pandemia resurgente", dijo en la apertura de esta reunión de alto nivel la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima.
Sin embargo, insistió Byanyima, a pesar de los recientes retrocesos, el objetivo de acabar con la epidemia del SIDA para 2030 sigue siendo factible.
Según datos de Naciones Unidas, en 2020 hubo en el mundo unos 1.5 millones de infecciones de VIH (el virus causante del SIDA), cuando el objetivo fijado en la estrategia global era de menos de 500,000.
En su declaración, los Gobiernos dejaron claro que los progresos han sido "insuficientes" y acordaron nuevas metas intermedias, como la de reducir a menos de 370,000 las infecciones anuales para 2025.
A lo largo de más de 20 páginas, los Estados miembros de la ONU detallan toda una serie de compromisos y estrategias para acelerar la lucha contra la enfermedad.
Entre ellas destaca la voluntad de acabar con todo tipo de leyes que discriminan a las personas que viven con el VIH o que están en más riesgo de contraerlo y que, según muchos expertos, suponen un importante problema a la hora de combatir la enfermedad.
DIVISIÓN INTERNACIONAL
El texto, sin embargo, evidenció la división que existe en este ámbito y no pudo ser aprobado por aclamación, como es habitual en las declaraciones que se negocian para este tipo de encuentros de alto nivel.
Rusia se alzó como el país más opuesto al compromiso, presentando durante la reunión varias enmiendas orales para eliminar ciertos párrafos sobre derechos humanos y discriminación, que no salieron adelante.
La postura de Moscú, según denunciaron varios países, habría debilitado aún más un texto que ya era fruto del compromiso y en el que ya se habían introducido numerosas concesiones para lograr el apoyo ruso y de otros países.
Al final, la declaración fue adoptada con 165 votos a favor y 4 en contra, los de Rusia, Siria, Bielorrusia y Nicaragua.
Otros países, sin embargo, también tomaron la palabra tras la aprobación para desvincularse de partes del texto, en especial de aquellas que hacen referencia a la importancia de atender las necesidades de las llamadas "poblaciones clave", entre las que figuran trabajadores sexuales, hombres que tienen sexo con hombres, personas transgénero o consumidores de drogas.
LAS DESIGUALDADES
Las desigualdades en el ámbito de la prevención y el tratamiento del SIDA y en el trato que reciben las personas que viven con el VIH son uno de los asuntos centrales en la reunión que se celebra en la ONU, que arrancó este martes y continuará hasta el jueves.
"Las desigualdades de poder, estatus, derecho y voz están impulsando la pandemia del VIH. Las desigualdades matan", subrayó la jefa de ONUSIDA en su intervención, en la que pidió impulsar el acceso a las mejores terapias en los países con menos recursos, reforzar las medidas de prevención en todas las sociedades y garantizar en todas partes los derechos de las personas infectadas.
Según activistas, durante las negociaciones de la declaración, Estados Unidos y países europeos trabajaron para eliminar llamamientos a levantar patentes de medicinas y tratamientos con el fin de mejorar la respuesta al SIDA en todo el mundo.
En ese sentido, Yana Panfilova, una joven activista ucraniana nacida con VIH, lanzó durante la reunión de hoy un llamamiento directo al Gobierno de Joe Biden.
"Presidente Biden, usted puede cambiar nuestro futuro. Igual que hizo con la COVID-19, puede hacer que estas tecnologías de salud, tratamientos de vanguardia y vacunas que hay aquí en Estados Unidos estén disponibles para todos, en todas partes", dijo.
En una intervención por vídeo, la actriz sudafricana Charlize Theron, embajadora de buena voluntad de ONUSIDA, insistió en que el verdadero problema es que hoy en día vivir o morir por SIDA depende "de quién eres, a quién amas y dónde vives".
"Hay una simple razón por la que no estamos cumpliendo con nuestro objetivo: Desigualdad", insistió Theron, que denunció que las poblaciones más proclives a tener VIH son precisamente las que tienen menos probabilidades de poder acceder a los servicios que necesitan para sobrevivir.