Loma Maguey es excepcional, narra Nicolasa, pues desde 2018, cuando las parteras entraron formalmente en acción para atender a las mujeres de su comunidad y pueblos cercanos, no se ha presentado ninguna muerte materna.
En la región Montaña de Guerrero, nacer huele a agua de colonia y tés de hierbas calientes. Aquí, sin médicos, centros de salud ni hospitales cercanos, las encargadas de recibir y cuidar de la vida son las mujeres parteras, sabias del conocimiento herbolario.
"La partería es importante porque salva la vida de las mujeres (…) Al momento del parto se sienten nervios, pero cuando vemos a los bebés sanos nos alegramos mucho", platica Nicolasa García, quien desde los 18 años se ha entrenado en la atención de madres e hijos.
De ojos almendrados y cabello largo, Nicolasa es una de las cinco parteras de la comunidad de Loma Maguey, en el municipio de Acatepec, donde la señal telefónica es débil, pero la voluntad fuerte.
Pese a no tener servicios médicos disponibles y fijos, ya que aquí llegan caravanas médicas cada 15 días, en Loma Maguey las mujeres se salvan unas a otras.
Ante la falta de atención prenatal, las parteras se dedican no sólo a atender alumbramientos, también a las embarazadas desde los primeros meses de gestación, haciéndoles visitas semanales o mensuales, según qué tan avanzada vaya la gestación. También les recetan tés para la buena salud de madres e hijos.
El caso de Loma Maguey es excepcional, narra Nicolasa, pues desde 2018, cuando las parteras entraron formalmente en acción para atender a las mujeres de su comunidad y pueblos cercanos, no se ha presentado ninguna muerte materna ni pérdida fetal. Además de sus conocimientos heredados, ellas se preparan con cursos o diplomados.
"Antes, los embarazos podían complicarse mucho, pero ahora eso no pasa. Hubo un tiempo en que eran frecuentes los abortos espontáneos o las amenazas de aborto, y las mujeres tenían que trasladarse a Acatepec, con un médico, pero de ahí eran enviadas a otros lugares, como Izlapa.
"Estos puntos están lejos y a veces aquí no hay dinero para los traslados", indica.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal (Ssa), durante más de un año de pandemia, en Acatepec se han registrado sólo 13 casos confirmados y dos defunciones por Covid-19.
En Loma Maguey, apunta Nicolasa, el coronavirus no ha enfermado a ninguna embarazada: "Afortunadamente, ninguna embarazada ha enfermado, porque la pandemia ha complicado mucho las cosas. Aunque a una hora de distancia, antes estaban abiertos los hospitales; sin embargo, con el Covid-19 a veces no te quieren atender y si lo hacen no te dejan pasar con tus familiares", narra.
Aunque no fue de forma negativa, en Acatepec la pandemia del Covid-19 sí hizo eco en la maternidad, pues aumentó el número de embarazos. "Este año de pandemia hubo más bebés. En 2020, en mi comunidad nacieron unos cuatro, pero en lo que va de este año ya son seis nacidos y hay ocho embarazadas a las que estamos ayudando actualmente", dice Nicolasa sonriente.
De acuerdo con la joven, quien se diplomó en la Universidad Autónoma de Chilpancingo, pese a la contingencia de salud, hasta ahora ninguna autoridad les ha ofrecido material de protección contra el Covid-19, tampoco les han dotado de todo del material necesario para atender a madres e hijos, por lo que hoy trabajan en un proyecto de elaboración de cubrebocas que les permita traer recursos.
"Para atender un parto hay que tener muchos materiales: carril para el cordón umbilical, chocolate para que la mamá lo beba y el bebé baje. También tenemos agua de colonia, porque algunas mujeres se desmayan. Además, a cada bebé que nace en nuestras manos le regalamos ropita (…) nosotras nos registramos como parteras en el gobierno del estado, pero hasta ahora sólo nos han dado guantes o kilos para pesar a los recién nacidos", detalla.
Las parteras enfrentan además otros problemas. A pesar de su valiosa labor, del sueldo no se habla, pues no reciben uno. Su única paga es la gratitud de las familias de la montaña, que a veces se expresa en una despensa o un kilo de maíz.