Maní es un pueblo conocido gracias a su belleza que atrae a una gran cantidad de turistas dispuestos a descubrir sus cuentos y leyendas. (Fotografía por: Instagram @pernellevoyage)
Maní es un pueblo conocido gracias a su belleza que atrae a una gran cantidad de turistas dispuestos a descubrir sus cuentos y leyendas.
Fue la primera comunidad maya a la que llegaron los misioneros franciscanos para edificar el complejo conventual dedicado a San Miguel Arcángel, que data de 1549.
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Entre las historias más trágicas que se cuentan en la región, se encuentra la quema de códices mayas a manos de fray Diego de Landa en Auto de Fe. De acuerdo con el clérigo español, los trabajos de los mayas eran de alcance científico, y no estaban relacionados con la magia o religión.
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El exconvento de San Miguel Arcángel está compuesto por un huerto y una capilla abierta, En el interior se pueden apreciar retablos, así como un fresco de San Miguel de Arcángel que se encontró luego de una restauración en el Altar Mayor.
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Todo el tiempo está diseñado de forma similar a una fortaleza, con decoración austera.
Otro de los atractivos que atraen a los turistas son sus bordados tradicionales. Se pueden realizar a mano o a máquina, pero ambas requieren de mucho trabajo. Crean desde huipiles, ropa de cama y mantelería. Siguen los patrones preservados por las mujeres de la región durante más de cinco siglos.
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También la oferta gastronómica es un orgullo para los lugareños. Su platillo estrella es el Poc Chuc, que no puedes dejar de probar en tu visita.
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