Jugadores del Puebla festejan luego de conseguir el único tanto del partido, con el que avanzaron a semifinales.
No fue su partido más brillante, ni el más sólido en defensa o el más creativo en el ataque, pero el Puebla tuvo los arrestos y hasta cierto grado la fortuna para clasificar a finales, ante el Atlas, gracias a un autogol al 69.
El futbol fue justo con la Franja, porque su tercer lugar conseguido en la fase regular fue la diferencia este sábado. Tras un empate 1-1 en el marcador global, y ambos goles marcados por el equipo local, los dirigidos por el argentino Nicolás Larcamón superaron los cuartos de final. Así, sigue la temporada increíble para el Puebla, en la antesala de la gran final.
Atlas arrancó dominando el duelo, pero fue a mediados del primer tiempo que Amaury Escoto estrelló un balón en el travesaño para que Puebla despertara en el Cuauhtémoc. Atlas especuló y fue precavido, y poco a poco, los locales empujaban rumbo al gol, hasta que llegó la luz.
Al 63 entró el brasileño Gustavo Ferrareis, cambio definitivo. El número 9 poblano esperó un balón en largo y superó en velocidad a Malcorra, quien le marcaba tibiamente. Corrió rumbo al área y encaró al arquero para meter una diagonal. Santiago Ormeño se batió al césped para rematar, pero Anderson Santamaría desvió el balón para alejarlo más del arquero Vargas y anotar en propia red.
Atlas adelantó líneas. Entró Julio Furch y el juvenil revelación Oziel Herrera para buscar claridad ofensiva, pero no lograron poner en aprietos al equipo local. El reloj se consumía y ya no eran los Rojinegros quienes hacían tiempo en cualquier jugada. Ahora buscaban acelerar el paso, pero ya no fue suficiente.