Ahorros de un 37 por ciento, en promedio, en el volumen de agua y un incremento de 20 a 25 por ciento en la producción son los resultados que arroja el riego por goteo en las 90 hectáreas de alfalfa que se cultivan en el establo La Flor, en Gómez Palacio, en comparación con el riego tradicional por gravedad. (FERNANDO COMPEÁN)
Ahorros de un 37 por ciento, en promedio, en el volumen de agua y un incremento de 20 a 25 por ciento en la producción son los resultados que arroja el riego por goteo en las 90 hectáreas de alfalfa que se cultivan en el establo La Flor, en Gómez Palacio, en comparación con el riego tradicional por gravedad.
Esto les ha significado una producción anual de 32 a 33 toneladas por año. El riego tecnificado también representa un ahorro en fertilizantes, que se aplica en la raíz y no se volatiliza, así como en combustible de la maquinaria, pues las tiradas son más largas, además de una mayor calidad del cultivo.
José María Enríquez Vázquez, supervisor agrícola, explicó que, antes de la instalación de esta tecnología, se realizaban 10 cortes al año, pero actualmente se llega hasta 14, pues ya no se espera a que baje el agua anegada en el cultivo, sino que se aplica directamente mediante la cintilla y el suelo permanece seco, mientras que la planta recibe el agua necesaria para su desarrollo. De esta forma, pueden cortar cada 5 a 6 días, mientras que por gravedad sería esperar hasta 12 o 15 días.
La cinta permanece enterrada a una profundidad de 30 centímetros. Al no haber tanta humedad en el suelo, el ahorro de agua es evidente y existe un mayor control de la hierba, no existe una merma y se mantiene una población ideal en el cultivo. La semilla, además, que es costosa, puede durar más tiempo.
Mediante el proceso de evacuotranspiración, se atiende la densidad del cultivo, por lo que no todas las plantas reciben lo mismo, ello puede variar según la permeabilidad del suelo. Entonces, en vez de utilizar una lámina de 1600 a 1800 milímetros, se reduce a una de 1200, que no está muy lejos de los 700 a 800 que requiere el maíz o los 600 milímetros de la avena.
Otro beneficio es que ya no son necesarios los bordos al aplicar esta tecnología, lo cuáles ocupan 1.50 metros por cada 15, esto significaría entre el 15 a 20 por ciento de la superficie cultivable, que se debe destinar a los bordos de tierra, lo que también impacta en el rendimiento.
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