Impulsada por su esposo y su hijo, Rosy Castillo comenzó a jugar golf en el 2014 y ahora destaca en el Campestre Gómez Palacio. (JESÚS GALINDO)
En el 2013, no entendía que su esposo e hijo, pasaran un tiempo considerable en el campo de golf. Un año después, aceptó el reto y ahora es de las más importantes jugadoras en el Campestre Gómez Palacio.
La señora Rosy Castillo recuerda cómo se involucró en el deporte de los bastones, una disciplina que nunca pensó jugar como madre de familia, ni mucho menos, que fuera vital en su estilo de vida.
"Comencé a jugar en el 2014, ya que venían mi esposo (Don Memo) y mi hijo (Alan) que comenzaron en el 2013, me insistían mucho, pero yo me resistía y fue por ellos, que empecé a jugar golf", recuerda.
Confesó que nunca se le hizo complicado el aprender a jugar, debido a que siempre ha contado con grandes maestros, como ha sido el entorno familiar "fue más difícil convencerme a que viniera a jugar, a que yo agarrara la pelota", confesó entre risas.
Con más de un lustro en la práctica del golf, agradece esta pasión, ya que está muy agusto con lo que realiza, en donde ha conocido golfistas de otros clubes y ciudades, ya que es un deporte donde se genera la convivencia.
"Le agradezco a mi familia porque estoy feliz y cómoda con lo que hago. Me ha dado la oportunidad de jugar fuera de La Laguna y generar amistades como en Mazatlán y Hermosillo", mencionó.
Pero no solamente conoció a golfistas en la Perla del Pacífico y la capital sonorense, sino que se impuso en su respectiva categoría, por lo que fue un aliciente extra en su corta pero muy productiva carrera como golfista.
Y de lo que más batalla en el campo confiesa: "Sin duda con el putt, aunque he participado en los torneos locales en el Campestre Gómez Palacio y he ganado un tercer lugar, pero arriba del green en competencia, no es tan fácil".
GRAN PAREJA
En un Torneo de la Amistad, celebrado hace poco meses en el club de la Laguna de Durango, jugó con su hijo Alan, donde obtuvieron el triunfo, considerándolo una grata experiencia en todos los sentidos.
"Fue muy fácil jugar con él (Alan) porqué nos entendemos muy bien, me sentí muy tranquila y relajada, pese a ser torneo oficial", pero también presume sus logros personales: "yo no me dejó en la rama femenil y voy poco a poco".
En sus inicios, muy temprano jugaba 9 hoyos, para luego realizar sus quehaceres en la casa como esposa y madre. Por la tarde practicaba y jugaba otros 9 hoyos para adquirir más ritmo.
"Me apasiona mucho, no descuido el tema que soy mamá, luego también con la pandemia se complicó un poquito, pero ahora solamente los domingos juego por las tardes, es sagrado para mí, porque me gustó jugar golf", confesó.
Recalcó que aunque la inviten a otros lugares, ella prefiere jugar su ronda de 18 hoyos de golf, ya que su trabajo se lo permite y su rol de madre y esposa.
META
Por otro lado, la señora Rosy habló de sus expectativas en el golf: "El reto para mí siempre es personal, es quererle ganar al campo y querer mejorar mi score (tarjeta)" Y es que tal vez siempre realice el mismo golpe, pero nunca la pelota caerá en el mismo lugar.
Hizo hincapié que sus mejores scores, fue cuando jugó con su hijo Alan y su amigo Isidro Villegas Jr., firmando tarjeta de 84 "es muy diferente jugar con personas que no estamos acostumbrados, ellos pegaron de azules y yo de rojas".
Y de sus METAS platicó, "aspiro a bajar mi hándicap, ahorita traigo entre 20 y 23 ya que casi no juego, pero a mí me gustaría estar entre 12 y 14".
El hole in one ha coqueteado un par de veces, ya que la pelota quedó a dos centímetros de llegar al hoyo. "Primero estuve cerca en el hoyo 3 y luego en el 16, ambos en Gómez, espero algún día lograr la hazaña".
Cuando no juega, acepta que es muy diferente asumir el rol como mamá y cónyuge, de apoyar tanto a su hijo y esposo, quiénes han ganado sus respectivas categorías, por lo que la adrenalina es diferente.
Y el golf lo ve como complemento a su estilo de vida. "No es complicado, si uno se organiza no es difícil, siempre teniendo el apoyo de ellos (familia) se hacen las cosas más fáciles, ya que ellos fueron los responsables, a veces no quiero ir, pero ellos me impulsan a venir a jugar".
Al ser un deporte que se practica al aire libre, estuvo al alcance durante la pandemia, se evitó tanto encierro y se mantuvo la sana distancia, con todos los protocolos en el campo. "Tuve la oportunidad de jugar y fue un respiro para nosotros, porque mucha gente se desespera al no hacer otra actividad, el golf nos facilita muchas cosas", destacó.