Las autoridades sanitarias suecas confirmaron este martes que se ha afianzado la tendencia al alza de nuevos casos de coronavirus y temen la llegada de una tercera ola, mientras varias regiones impulsan medidas para frenar el contagio. (ARCHIVO)
Las autoridades sanitarias suecas confirmaron este martes que se ha afianzado la tendencia al alza de nuevos casos de coronavirus y temen la llegada de una tercera ola, mientras varias regiones impulsan medidas para frenar el contagio.
Suecia, que ha optado por una estrategia más laxa durante la pandemia, registró 10,933 casos y 64 muertes desde el viernes, hasta un total de 642,099 y 12,713, respectivamente, y la incidencia en los últimos 14 días fue de 445 casos por cada 100,000 habitantes.
"Ha habido algunas oscilaciones, pero en las últimas semanas la subida es, por desgracia, clara. Es imposible decir si estamos en una tercera ola, con suerte y si seguimos las medidas vigentes podremos evitarla", dijo en rueda de prensa el epidemiólogo jefe de la Agencia de Salud Pública (FHM), Anders Tegnell.
Tegnell anunció que la FHM presentará mañana un nuevo paquete de medidas, constató que la variante B 1.1.7., surgida en Reino Unido, se extiende "con rapidez" en Suecia y vaticinó que será la dominante en algunas semanas o meses, como cree que ocurrirá en la mayoría de países europeos.
El número de pacientes hospitalizados se mantiene en Suecia al mismo nivel de la semana anterior, al igual que el de ingresados en cuidados intensivos, con una capacidad libre de alrededor del 20 % en UCI.
ESTOCOLMO Y OTRAS REGIONES IMPULSAN NUEVAS RESTRICCIONES
Varios regiones suecas han impulsado en los últimos días nuevas medidas para afrontar una hipotética tercera ola, entre ellas la de Estocolmo, que hoy anunció que se recomendará la enseñanza virtual en las clases superiores de las escuelas y usar la mascarilla a todas horas en el transporte público, frente al consejo nacional de utilizarla solo en hora punta.
Tras apostar por muchas recomendaciones y alguna prohibición en la primera ola, Suecia dio un giro a su estrategia en noviembre, con un papel más intervencionista del Gobierno y más restricciones, aunque no ha cerrado la actividad económica como otros países.
Entre esas medidas figuran limitar a ocho el número de personas en reuniones públicas, restringir la actividad de restaurantes y bares y cerrar institutos y universidades.
También se ha aprobado una nueva ley epidémica temporal, que abre la posibilidad a imponer restricciones de horario y aforo en tiendas y gimnasios y cerrarlos en último término.
La tasa de mortalidad por COVID-19 en Suecia es de 124.21 por cada 100,000 habitantes, tres veces más que Dinamarca, nueve que Finlandia y diez que Noruega, aunque por debajo de países como Bélgica, Reino Unido, Italia, España y Portugal.