Los servicios de urgencias tendrán en el plazo de un año y medio un incremento drástico en la atención a pacientes. (EFE)
La Secretaría de Salud (Ssa) informó que, con corte al 12 de junio, en el país se han registrado 230 mil 95 defunciones a causa del COVID-19; además, detalló que hay 2 millones 452 mil 469 casos confirmados con el nuevo virus.
En el documento emitido por la dependencia también se menciona que hay 12 mil 594 defunciones sospechosas de SARS-COV-2, las cuales incluyen las pendientes por laboratorio y las que están en proceso de asociación, dictaminación clínica, así como epidemiológica.
Añadió que son 10 los estados que acumulan el mayor número de personas que han dado positivo a COVID-19 y que la Ciudad de México encabeza la lista, con 27% del total nacional, le siguen el Estado de México, Guanajuato, Nuevo León, Jalisco, Puebla, Sonora, Tabasco, Querétaro y Coahuila que, en conjunto, conforman más de dos tercios (67%).
URGENCIAS AUMENTARÁN
Los servicios de urgencias tendrán en el plazo de un año y medio un incremento drástico en la atención a pacientes por enfermedades como el infarto al miocardio y enfermedad vascular cerebral derivado de la falta de seguimiento y diagnóstico por COVID-19.
"La pandemia dejó desatendidas algunas enfermedades y eso repercutirá en que se agudizarán urgencias como el infarto al corazón y cerebral", explicó este sábado Daniel Sánchez, presidente de la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia.
El experto detalló que por varios años las principales causas de muerte en México han sido las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.
Tan solo, dijo, antes de la pandemia se registraban más de 400 mil muertes anuales por problemas relacionados con el corazón, pero esto puede incrementarse.
Explicó que esto puede ocurrir porque los pacientes están llegando cada vez más tarde a la atención de urgencias.
Detalló que antes de la pandemia una persona con un infarto al corazón tenía un tiempo de llegada a un hospital en zona urbana de 4 a 6 horas aproximadamente, y unas 12 horas para zonas rurales.
Mientras que los que sufrían un infarto cerebral llegaban entre 3 y 4 horas después de los primeros síntomas. "Pero con la COVID-19 esto se ha exponenciado, los pacientes llegan días después a los hospitales o simplemente no llegan", agregó.
Asimismo, exaltó que los pacientes con enfermedades crónicas han dejado de tener tratamiento, principalmente porque las unidades de consulta externa fueron cerradas, porque los hospitales se reconvirtieron o porque tenían miedo al contagio.
Aunque aseveró que los servicios de urgencias nunca han cerrado, lo que ahora se tiene que pensar es en que los hospitales puedan tener capacidad para atender pacientes que no tienen síntomas respiratorios.
"La COVID-19 dejó al descubierto que no se cuenta con el suficiente personal para atender pacientes, y tras la pandemia, las urgencias sin duda se incrementarán", apuntó.