Un buen círculo de amigos mejora la salud física y emocional
El vínculo con el otro está en la base de la humanidad y muchas veces un amigo se convierte en ese sostén que no se encuentra en la propia casa. Pero cuando esta relación falla, pueden llegar los problemas.
Según un estudio realizado por la Universidad de California, las interacciones sociales que se vuelven negativas o competitivas están estrechamente relacionadas con una mayor actividad inflamatoria en el cuerpo.
Otro estudio de la Universidad de Carnegie Mellon realizado a adultos mayores, encontró una relación entre las interacciones negativas con amigos y los aumentos en la presión arterial entre las mujeres.
Desde el punto de vista del psicoanálisis, nos constituimos como sujetos a partir del encuentro con el otro. “Un sujeto tiene acceso a la salud psíquica, a la salud emocional, en la medida en que puede estar relativamente bien integrado con sus vínculos sociales. De ahí surge la amistad”, comenta Guillermo Bruschtein, Psicoanalista de APA y Psiquiatra.
En resumen, los sujetos que están bien vinculados con el mundo externo o con sus semejantes, tienen una capacidad de poder sostener un estado de ánimo estable.
La amistad es una hermandad elegida y toda hermandad implica una relación que involucra amores y rivalidades, competencias por el amor de un tercero que originalmente fueron los padres y a la vez las alianzas que calman y alivian.
En ese sentido, son esos aspectos fraternales que se reeditan en la amistad, los que logran relaciones que reemplazan a las consanguíneas y que ofrecen a los sujetos en su singularidad, apaciguar sentimientos tan humanos y tremendos como los de la finitud, la soledad, la angustia y el dolor.