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Alemania invertirá 200 mil millones de euros en rebajar los precios de la energía al consumidor, según un acuerdo de la coalición de Gobierno de socialdemócratas, verdes y liberales y que fue anunciado por el canciller alemán, Olaf Scholz.
Scholz avanzó un paquete de medidas, financiadas con créditos, entre las que destacó el tope al precio de la electricidad, que su gabinete está elaborando, y el freno al precio del gas, para cuya preparación se ha creado una comisión que presentará propuestas en breve.
"Los precios deben bajar. Para que lo hagan, abriremos un gran paraguas de protección para que los jubilados, los empleados, las familias, la gente del campo y de la ciudad, para que todos salgan adelante y puedan pagar sus facturas," aseguró.
El canciller agregó también que la decisión de hoy hace superflua la nueva tasa del gas que debía implantarse a partir del 1 de octubre para suplir las pérdidas de las empresas del sector, ya que éstas recibirán a partir de ahora ayudas directas a través del nuevo fondo.
"Es un paso dramático, pero necesario," aseveró Scholz, en una rueda de prensa en Berlín, en la que le acompañaron los ministros de Economía y de Finanzas, el verde Robert Habeck y el liberal Christian Lindner, respectivamente.
Para financiar el nuevo "paraguas" que incluye la imposición de topes al precio de la electricidad y del gas, se recurrirá al Fondo de Estabilización Económica creado durante la pandemia.
Éste será dotado con los citados 200 mil millones de euros que podrán ser empleados hasta 2024, señaló el ministro de Finanzas Lindner, quien recordó que para hacer frente a las pérdidas ocasionadas por el coronavirus se invirtieron a través de este mecanismo 600 mil millones.
"Este paraguas es comprehensivo y efectivo," afirmó Lindner, quien remachó que la medida no afectará la vigencia del freno de la deuda a partir del año que viene y que está diseñada para proteger la economía "sin alimentar la inflación".
"Explícitamente, no seguimos la vía de Gran Bretaña con su política monetaria expansiva," indicó, en referencia a las últimas decisiones del Banco de Inglaterra.
Por su parte, el ministro de Economía Habeck defendió la retirada de la controvertida tasa del gas, que habría encarecido el precio para el consumidor final en 2.4 céntimos por kilovatio/hora.
Indicó que había sido aprobada por la necesidad de mantener en pie la capacidad de compra de gas de los tres principales importadores, la ahora nacionalizada Uniper, Sefe (la antigua Gazprom Germania) y VNG.
Sin embargo, ahora existe una vía mejor, que pasa por la capitalización de las empresas afectadas a través del Fondo de Estabilización.
No obstante, explicó que se mantendrá la rebaja del IVA del gas del 19 % al 7 %, introducida para compensar la el impacto de la susodicha tasa, como medida de "alivio" para los consumidores.
Habeck, que tiene el rango de vicecanciller, reiteró además su llamamiento al ahorro de energía, ya que el consumo de gas no se ha reducido tanto como es necesario y la situación, a pesar de las medidas emprendidas por el Gobierno tras el corte del suministro del gas ruso, sigue siendo "crítica".