Más de 126 mil reacciones ostenta una fotografía ubicada en la cuenta de Instagram @therealemmacoronel. Allí, Emma Coronel Aispuro, esposa del narcotraficante Joaquín 'El Chapo' Guzmán, aparece con semblante retador. La joven sinaloense porta una corona, en su rostro se acentúan sus largas pestañas postizas y sus gruesos labios rojos moldeados por el bótox. La fotografía, que registra la frase "Happy birthday to me", fue subida el 2 de julio de 2020, casi seis meses después de que la Corte de Estados Unidos rechazara una apelación de Joaquín Guzmán y le ratificara al capo su condena a cadena perpetua en aquel país.
Toda imagen tiene un discurso más allá de su silencio y, para la periodista mexicana Anabel Hernández, la fotografía de Emma Coronel es una imagen muy poderosa. Las constantes apariciones de Emma en los medios y las redes sociales, era algo que no gustaba al Cártel de Sinaloa y ella parecía retarlos con cada sesión fotográfica que publicaba. Por esa razón, la imagen mencionada se muestra en la portada de Emma y las otras señoras del narco (Grijalbo, 2021), libro donde Emma Coronel es el eje rector para también establecer un análisis psicológico y social sobre otras mujeres involucradas con miembros del narcotráfico, entre esposas, amantes, políticas e incluso artistas y personajes de la farándula.
"Los narcotraficantes son hombres muy inseguros, de ahí su machismo; muy acomplejados, de ahí su violencia. Necesitan estar demostrando todo el tiempo su masculinidad, como si de uno u otro modo hubiera ciertas dudas dentro de ellos sobre ésta y por eso buscan mujeres, las enganchan. Todas ellas tienen que ser muy bellas, porque eso, ante los ojos de sí mismo y los ojos del otro, pareciera que lo hace más hombre, más poderoso. Ellos no sólo quieren parecer poderosos en materia de dinero y de violencia. Hay una necesidad psicológica y sociológica muy profunda de parecer poderoso, incluso sexualmente hablando: '¡Mira cuántas mujeres bellísimas tengo! ¡Las mujeres que ves en la televisión están aquí, en mi cama! ¡Me aman! ¡Me adoran! ¡Están aquí! ¡Yo las hago felices!'. Y cuando uno va deshaciendo estas historias, va destejiendo y te das cuenta de que no están ahí porque los amen, están ahí o por terror o porque no tuvieron otro remedio, o también por dinero", comenta Anabel Hernández en entrevista exclusiva para El Siglo de Torreón.
La periodista indica que, en estas relaciones, jamás se da un lazo verdaderamente amoroso, intelectual y profundo. La redacción de Emma y las otras señoras del narco se propone desmitificar, desempañar el cristal del espejo que siempre muestra a estas mujeres felices, como si nadaran en una alberca de oro. La realidad es que ese "oro" está grabado con violencia, salpicado con sangre y cubierto con costosas facturas psicológicas que ellas deben pagar al involucrarse en ese mundo. La investigación no es una justificación para las decisiones que han tomado estas mujeres, sino una ventana distinta para entender la problemática del narcotráfico.
Coleccionismo humano
El coleccionismo es la necesidad del hombre de tener algunos objetos. A estos les da un fin para el que no fueron creados. El filósofo francés Jean Baudrillard tenía una frase: "Los objetos tienen dos funciones: pueden ser utilizados o poseídos". Anabel Hernández ha encontrado que los narcotraficantes también son aficionados al coleccionismo, sólo que en vez de objetos, coleccionan mujeres.
Hernández cita el ejemplo de Priscila Montemayor, hija del narcotraficante Carlos Montemayor y esposa de Edgar Valdez Villarreal 'La Barbie', otro capo que por años estuvo ligado al Cártel de los Beltrán Leyva. Priscila podía tener disponibles hasta 300 mil pesos para irse una tarde de shopping, pero regresar a casa era un martirio, porque, según la investigación de la periodista, vivía con un maltratador que la sobajaba.
"Son mujeres que pareciera que viven la gran vida, pero en realidad no la viven. Entonces, cuando tú hablas de cómo estos hombres amoldan a estas mujeres, cómo las van sometiendo, cómo las van haciendo. Incluso a las esposas las hacen incubadoras, las utilizan para poder seguir procreando nuevos delincuentes y que su raza de narcos, su clan de narcos, se mantenga por siempre, como las familias de la mafia siciliana. Tenemos a mujeres que entran y salen de estos circuitos, que son un poco más libres: las amantes, las actrices que entran y salen. Ellas incluso son más libres y tienen más dinero que las propias esposas, a quienes ni siquiera les ponen propiedades a sus nombres, ni siquiera tienen cuentas bancarias. Todo es muy rígido, las tienen muy controladas porque son muy desconfiados, porque no las quieren libres, porque saben que si las hacen libres, ellas no están ahí por voluntad propia, no están ahí por amor, están por conveniencia".
Emma y las otras señoras del narco es el libro de Anabel Hernández que más se ha vendido, desde que comenzara a investigar al crimen organizado en el año 2005. Esto también ha acercado a nuevos lectores hacia la obra de la autora.
"Creo que este libro, más que ningún otro, habla de una cosa universal: de las relaciones humanas, de las relaciones intrafamiliares, de amor, de odio, de las relaciones sexuales, de cómo los hombres se aproximan hacia la sexualidad y cómo las mujeres se asumen como objetos sexuales porque piensan que ese es su único capital. Y este tema, de estas relaciones de poder entre hombres y mujeres, no nos digamos mentiras, no solo tiene que ver con el mundo criminal. En el mundo profesional del periodismo, de los médicos, de los abogados, de los jueces, muchas mujeres usan sus cuerpos, usan su belleza, para empoderarse. Usan ese vehículo, copiando todos estos esquemas patriarcales machistas. Y hay un montón de hombres de poder: empresarios, directores de cine, etcétera, que usan esto, se alimentan de esto".
Los desaparecidos no son de televisión
Un punto polémico que ha provocado que algunos medios de comunicación hagan lecturas superficiales de este libro, es la inclusión de personajes de la farándula que, según la información recolectada por Hernández, se han relacionado con los narcotraficantes.
La lista incluye mujeres como Lucha Villa, pasando por figuras más actuales como la ex miss universo Alicia Machado, la modelo Silvia Irabien 'La Chiva', la cantante Ninel Conde y la conductora Galilea Montijo, entre otras. Pero en este coleccionismo humano practicado por el crimen organizado, también desfilan hombres famosos como Joan Sebastian, Andrés García o incluso Sergio Mayer, quien además fue diputado federal y presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía entre 2018 y 2021.
Anabel Hernández no se rebaja al cotilleo de la prensa rosa y cada una de estas relaciones las comprueba con testimonios y documentos oficiales, los cuales también son citados en el libro. Su atrevimiento provocó críticas desde el mundo del espectáculo, e incluso insultos y amenazas en casos como en el del actor Andrés García, a quien la periodista denunció penalmente por amenaza y violencia de género ante las autoridades correspondientes.
"Pienso que el libro abre un debate público y nos exhibe como sociedad, por lo que pasó después, de todo el discurso, de todas las pláticas que hubo en internet, en las plataformas, en Twitter, en TikTok, porque muchos los estaban alabando, justificándolos. Entonces, creo que en realidad, más allá de estos personajes, a lo largo de los 20 años que tenemos de guerra contra carteles de la droga, donde se matan unos a otros, donde hay torturados, donde los descuartizados están colgados en los puentes donde pasan los niños y las mujeres, para ir a trabajar o a la escuela, es tal la normalización de esta miseria humana que vivimos, es tal la normalización de la violencia, de la corrupción, de que no importa cómo te hagas dinero, lo que importa es que tengas dinero. Es tal la ruptura social y cultural que esta guerra ha provocado, que hoy tenemos estos fenómenos, de gente que aplaude, de gente que dice: '¡No importa!' y siguen ahí como fans".
Como menciona un testimonio: "El artista entra donde el narco no puede". Hernández encontró que los narcotraficantes han usado a algunos famosos para introducirse en la cúpula de la alta sociedad, como si fueran llaves para abrir puertas a los negocios. Además, la periodista indica que los mismos capos se cuelgan estas amistades y relaciones amorosas como si fueran medallas.
"Como no hay consecuencias, dicen: '¡Ah! ¡Está bien! Como yo puedo entrar y salir, gastar dinero y empoderarme con recursos económicos sangrientos, de dinero corrupto ¡y no pasa nada!'. Como todo esto se está normalizando, como todo está muy fashion, como todo esto está en las series, como la gente no distingue entre lo que es la realidad y las series… los 90 mil desaparecidos que hay en México no son de serie de televisión, son de realidad. Las más de 350 mil personas que estos narcotraficantes han asesinado, son reales, no son extras de un clip y creo que como sociedad estamos perdiendo lo más importante, que es nuestra capacidad de indignarnos".
Emma rompe paradigmas
En febrero de 2021, Emma Coronel fue detenida en Estados Unidos acusada de conspirar para traficar drogas y para facilitar la fuga de Joaquín Guzmán en el Penal del Altiplano, en 2015. En noviembre de 2021 se dictaminó su sentencia: tres años en prisión, un precio que pareció salirle barato ante los cargos imputados. La mínima condena incita a pensar en un acuerdo entre Estados Unidos y Coronel. Lo interesante en este caso es la evolución de Emma, que de esposa sumisa pasó a ser una mujer que desafió al Cártel de Sinaloa.
Hernández comenta que, tras ser condenado, los hijos de Joaquín Guzmán comenzaron a cortar lazos con Emma Coronel. Ni siquiera le permitieron tener la marca El Chapo 701 para poder realizar negocios legales. A las humillaciones se sumó la que vivió durante el juicio de Joaquín Guzmán, pues allí constató la relación que el capo sostuvo con la exdiputada sinaloense Lucero Sánchez, quien se presentó como 'la verdadera esposa'. Emma también tuvo que enterarse sobre las violaciones que su marido realizó a niñas de 13 años.
Emma comenzó a transformar de nuevo su cuerpo. Los recientes rastros del bisturí se podían apreciar en las fotografías que subía a su cuenta de Instagram. Anabel Hernández comenta que, en la fotografía que cubre la portada de su libro, Coronel parece burlarse de sí misma, de encabezar un reinado ficcionado desde que Joaquín Guzmán la conociera en un concurso de belleza en Canelas, Durango, en 2007.
"Es la primera mujer en la historia del narcotráfico en México, la primera esposa de esta cúpula de poder de las familias del narco, que rompe, habla y va a la cárcel. Pienso que eso está alentando a otras mujeres a romper. Eso es lo que me consta porque, a raíz del libro Emma y las otras señoras del narco, otras mujeres del narco se han acercado conmigo, porque quieren hablar, porque quieren romper el pacto de impunidad […] Si ellas hablaran, ¿Cuántos presidentes de la república no caerían? ¿Cuántos militares? ¿Cuántos gobernadores? Estas mujeres son los guardianes de sus secretos".
(FOTO: ARCHIVO)