Lupita ofrece sus gorditas a 7 pesos en apoyo a la economía de sus clientes, sobre todo estudiantes y trabajadores. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Ni el calor, ni la lluvia, ni la "helada negra" que se registró hace más de una década en la región lagunera han sido obstáculo para María Guadalupe Rufo, quien instala su puesto de gorditas sobre el bulevar México, en la colonia Santa Teresa de Gómez Palacio, para ofrecerlas al precio más bajo del mercado: siete pesos.
Pero eso no es nuevo para Lupita. Desde hace 22 años, cuando inició su negocio, su idea es ayudar a la economía de las familias sin afectar la propia. Recuerda que comenzó ofreciendo sus famosas gorditas en solo 3.50 pesos, mientras la competencia lo hacía hasta en 5 pesos.
Sin embargo, ahora que se pueden encontrar gorditas en más de 20 pesos, en el puesto de Lupita están a solo 7 pesos… hay 14 guisos a elegir y el preferido es el llamado "tamalero", que tiene la carnita que se coloca en los tamales de rojo.
Fue hace tres semanas cuando doña Lupita se vio obligada a incrementar el precio de su delicioso producto ante el aumento de precio de varios insumos, como las papas o la harina, sin olvidar el incremento en el gas.
El precio de las gorditas pasó de 6 a 7 pesos, el cual sigue siendo atractivo para sus comensales, quienes desde las 6:30 de la mañana que abre el pequeño estanquillo ya están formados y ansiosos para degustar sus guisos.
"Les gusta a los clientes y ellos mismo dan muchas bendiciones, nos dicen: 'ande Dios las bendiga porque dan buenos precios'. Tenemos muchos trabajadores que igual que uno también batallan y aquí siempre vienen", dijo doña Lupita.
Tal ha sido su popularidad, que a diario llega a hacer hasta 15 kilos de gorditas de harina por dos kilos de maíz en dos horas, pues la demanda de estudiantes y trabajadores de la construcción es alta.
Lupita asegura que dar a bajo costo su producto es costeable para ella, sobretodo por el número de gorditas que ofrece a diario. Aclaró que el precio no está peleado con la calidad, pues al momento no ha tenido ninguna queja de sus numerosos y satisfechos clientes.
"Sí es costeable, porque vendemos en mucha cantidad y eso nos ayuda bastante… no nos resta calidad, de hecho nuestros mismos clientes son constantes y tenemos bastante gente, ellos se dan cuenta de la calidad que tenemos y cómo servimos".
Es tal la aceptación que su puesto nunca cierra e incluso, los fines de semana está abierto a partir de las 7 de la tarde, para ofrecer taquitos dorados, tamalitos y sopes.
"Nos turnamos el descanso", aclara, pues son tres mujeres las que hacen fuerte el negocio: ella, su hija Wendy Selene y Mayela, quienes han estado al "pie del cañón" en todo momento, para mantenerse en el gusto de su clientela.
