(ESPECIAL)
La reunión de líderes mundiales en la Asamblea General de la ONU de este año se produjo después de otro acontecimiento que tuvo repercusión internacional: la muerte de la reina Isabel II de Gran Bretaña, a la que siguió una avalancha de homenajes y a veces una amarga reflexión sobre el imperio colonialista que llegó a su fin durante sus siete décadas en el trono.
También se plantearon algunas preguntas sobre si el deceso de la longeva monarca podría afectar a la Mancomunidad de Naciones, una asociación voluntaria de 56 países que, en muchos casos, tienen vínculos históricos y lingüísticos con Gran Bretaña. Catorce de ellas son “reinos” de la Mancomunidad, es decir, antiguas colonias donde el monarca británico, ahora el rey Carlos III, sigue siendo el jefe de Estado.
Algunos ya estaban revisando esa relación antes de la muerte de la reina.
Barbados rompió su vínculo con la monarquía y se hizo totalmente independiente el año pasado, con la felicitación de Isabel II y Carlos. Los primeros ministros de Jamaica y de Antigua y Barbuda declararon a principios de este año que tenían la intención de hacer lo mismo, y Gaston Browne, de Antigua y Barbuda, siguió tras la muerte de la reina declarando a la cadena británica ITV News que tenía previsto convocar un referéndum en un plazo de tres años.
Otros no tienen esos planes, al menos por el momento. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, sentó algunas bases para una posible república australiana a principios de año, pero tras la muerte de Isabel II dijo que era el momento de honrar a la reina, no de cambiar el gobierno. La primera ministra neozelandesa, Jacinta Ardern, que apoya la creación de una república, dijo que no tenía previsto abordar el asunto en breve, ya que hay muchos otros asuntos por resolver en el país.
La Asamblea General también tiene otros pendientes, y el futuro de la Mancomunidad no figuró en los principales discursos de cada país. Pero algunos se tomaron el tiempo de recordar a la reina e invocaron sus palabras y su ejemplo para sugerir acciones futuras, o lecciones para los líderes.
La primera ministra británica, Liz Truss, a quien Isabel II nombró formalmente dos días antes de su muerte, dijo que la reina “simbolizaba los valores de la posguerra” que subyacen en la ONU y recordó un discurso que la monarca pronunció en la Asamblea General en 1957.
“Advirtió que era vital no sólo tener ideales fuertes, sino también tener la voluntad política de cumplirlos. Ahora debemos demostrar esa voluntad. Debemos luchar para defender esos ideales. Y debemos cumplirlos para todo nuestro pueblo”, señaló Truss.