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La inflación alimentaria global gana rigidez y puede ser más persistente, porque sus causas no sólo están relacionadas con la pandemia y la guerra, alertó Barclays. En un reporte titulado Cerca del punto de ebullición, analistas del banco británico señalaron que los más afectados serán los hogares que habitan en países con economías en desarrollo, como México.
Desde su perspectiva, la inflación en alimentos va a seguir fortaleciéndose y su pico se encuentra más cerca en el horizonte de lo que se esperaba, lo que amenaza con generar descontento social. Entre las razones, dijeron, es que tiende a haber retrasos largos y variables, generalmente de seis a 12 meses, entre los costos de los insumos y los precios al consumidor, lo que hará que la inflación alimentaria permanezca elevada por mayor tiempo.
Pusieron de manifiesto que, en varias partes del mundo, la inflación en alimentos es tan alta como lo fue en la crisis alimentaria de 2007 y 2008, mientras en otras regiones ha alcanzado, incluso, niveles no vistos desde la década de los años 70. La inflación alimentaria en México fue 13.1% en la primera quincena de junio y se trata de la mayor tasa en casi 23 años, desde inicios de septiembre de 1999, de acuerdo con el Inegi.
En Barclays advirtieron que los factores que impulsan el aumento de los precios mundiales de los alimentos son diversos y algunos que no tienen nada que ver con la pandemia o el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, como son las perturbaciones severas en el clima, la gripe aviar y otros factores idiosincráticos en cada país. En particular, destacaron que los altos precios de los fertilizantes pueden afectar a los granos dentro de algunos meses, cuyo efecto aparecería después sobre el costo de otros productos, como la carne, cereales, pan y refrescos.
DESCONTENTO SOCIAL
En el análisis del banco indicaron que, dado que la alta inflación de alimentos puede ser más persistente, los responsables de la formulación de políticas tienen que trabajar más para reducir la carestía. En especial, los gobiernos de países con economías emergentes deben evitar el descontento social, porque el peso de los alimentos en la canasta de consumo suele ser más alto en comparación a las naciones avanzadas, dejando al consumidor desprotegido frente a precios elevados.
Alertaron del peligro en poblaciones de menores ingresos que sufren los altos precios de los alimentos y la escasez de suministros, porque pueden convertirse en un polvorín para la inestabilidad política, como sugiere la historia.
