La manifestación del Día del Trabajo, compuesta por sindicatos y partidos de izquierda, sucede en medio de una creciente fractura social en Francia. (ARCHIVO)
Empañado por los altercados de París, el 1 de mayo reunió en diferentes ciudades de Francia a miles de manifestantes en un ambiente marcado por una coalición de partidos de izquierda cada vez más cerca de formarse para las legislativas francesas de junio.
En la capital francesa, se registraron, como otros años, disturbios al margen de la manifestación principal, atribuidos a pequeños grupos de radicales encapuchados que rompieron e incendiaron mobiliario urbano, restaurantes de comida rápida o sucursales bancarias.
De la marcha autorizada que partió sin incidentes de la plaza de la República -con unos 21,000 participantes-, hubo una marginal parte que se separó y se congregó en la plaza Léon Blum, junto al bulévar Voltaire. Los policías -hubo 1,500 movilizados- lanzaron gases lacrimógenos para dispersar. También hubo disturbios en la plaza de la Nation.
De momento, no fue comunicada la cuantía de los daños materiales, pero sí que se dio un balance del número de heridos (8 policías hasta ahora) y de detenidos: al menos 45, entre ellas una mujer que agredió a un bombero.
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El Ministerio del Interior ha prohibido celebrar los movimientos del Primero de Mayo en la plaza de TaksimSegún el ministro del Interior de Francia, Gérald Darmanin, se trata "de una parte de la ultra izquierda que se organiza desde hace años, con franceses y también extranjeros, que vienen ex profeso a atacar a la policía francesa".
Darmanin, del ala más a la derecha del Ejecutivo de Emmanuel Macron, respondió en una declaración pública al líder de la izquierda francesa, Jean-Luc Mélenchon, quien acusó en Twitter a la Delegación del Gobierno de ser "incapaz" de evitar los disturbios, a pesar de ser conscientes de que había grupos problemáticos.
El ministro denunció "la ambigüedad y el doble lenguaje" de Mélenchon sobre esos episodios de "violencia inaceptable".
CRECIENTE FRACTURA SOCIAL
La manifestación del Día del Trabajo, compuesta por sindicatos y partidos de izquierda, sucede en medio de una creciente fractura social en Francia, achacadas a las medidas del presidente, el liberal Emmanuel Macron, reelegido el pasado domingo para cinco años más.
"No espero nada de nada del nuevo mandato de cinco años de Macron, solo espero que haya escuchado el mensaje que le dimos y que no le abra una autopista a la extrema derecha", alertó Dominic, de 61 años y jubilado del sector eléctrico y del gas.
La protesta sucede una semana después que Macron batiese a la ultraderechista Marine Le Pen en la segunda vuelta, en parte gracias a los votos de la izquierda, eliminada en la primera con un notable resultado (22 % de los votos).
Entre los mensajes de la manifestación, destacaron los que estaban a favor de una disminución de la edad de jubilación, que Macron quiere extender, y por un aumento del salario mínimo.
A solo cinco semanas de las elecciones legislativas, los mensajes que circularon en la protesta fueron también de tintes electorales, sobre todo por el intento de la izquierda a unirse en una candidatura conjunta para tener una buena presencia en la Asamblea que contrarreste el poder de Macron.
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Durante la marcha varias personas aprovecharon para dibujar grafitis en coches o escaparates de tiendasUn poco antes del inicio de la manifestación, Mélenchon, líder de la fuerza de la izquierda con más votos, la Francia Insumisa (LFI), dio un pequeño mitin ante cientos de militantes en la plaza de la República.
En una encendida intervención, se mostró optimista para lograr un acuerdo entre las diferentes fuerzas progresistas y se dio hasta la media noche de este domingo de plazo para hacerlo.
"Estamos a milímetros de lograrlo, hemos conseguido avances, si no terminan (las negociaciones) esta noche no lo harán nunca. Estamos a solo cinco semanas de las elecciones legislativas", reveló Mélenchon,
Poco después de estas declaraciones, los socialistas, uno de los partidos más reticentes al acuerdo y que se habían retirado de la mesa el viernes, anunciaron que vuelven a negociar.
Mélenchon, que cosechó en las presidenciales de abril el 22% de los votos, negocia con el Partido Socialista (PS), los Verdes y los comunistas un acuerdo para formar candidaturas conjuntas.
El dirigente, recibido por sus seguidores al grito de "primer ministro", dijo haber aceptado todas las condiciones puestas por los otros partidos y les garantizó un grupo parlamentario propio -hacen falta 15 diputados-, una oferta que considera generosa teniendo en cuenta los porcentajes de las presidenciales.
Mientras LFI obtuvo el 22 %, los Verdes consiguieron el 4.7 %, los comunistas, el 2.3 %, y el PS de la candidata Anne Hidalgo, el 1.7 %.
Asimismo, garantizó que en el programa no habrá una salida de la UE en los próximos cinco años, aunque avisó de que Francia "desobedecerá" las reglas y tratados europeos que contradigan lo que "haya decidido el pueblo francés", sin precisar más.
Poco después de su intervención, el secretario general del PS, Olivier Faure, anunció que retomaba esta noche las negociaciones con LFI. Con los Verdes, el acuerdo es muy probable, según sus dirigentes. El mayor escollo ahora es el histórico Partido Comunista Francés (PCF), pues "se ha retirado de la mesa", lamentó el propio Mélenchon.