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La posible adopción de una resolución condenatoria del Consejo de Derechos Humanos de la ONU por los abusos de China en Xinjiang no tendría ninguna influencia internacional, defendió hoy una delegación del gobierno de esa región en Ginebra, que no obstante advirtió que Pekín "actuaría contra ella".
"Tal resolución, por así llamarla, no tendría ninguna influencia, como tampoco la tiene el reciente informe de la Oficina de la ONU sobre los Derechos Humanos", destacó en rueda de prensa para los periodistas en Ginebra el portavoz del gobierno de Xinjiang, Xu Guixiang.
"Tomaríamos medidas decididas contra ello, porque Xinjiang no es lo que mucha gente dice, es un lugar maravilloso que queremos mostrar al mundo", aseguró Xu, encabezando una delegación de académicos y líderes religiosos.
En la rueda de prensa, la delegación reiteró la posición oficial china de que el informe de la ONU sobre Xinjiang, publicado el 31 de agosto y que apuntaba posibles de crímenes de lesa humanidad, es un texto "lleno de falacias".
La delegación también participará en una conferencia en los márgenes del consejo, en la sede europea de la ONU, para continuar defendiendo la posición china sobre Xinjiang.
Los representantes de la región noroccidental china, importante estratégicamente por su riqueza en recursos energéticos y en la que viven uigures y otras etnias musulmanas, dijeron estar abiertos a que responsables de la Oficina de la ONU visiten la región en el futuro, como hizo la exalta comisionada Michelle Bachelet el pasado mayo.
Bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo yihadista, China ha recluido desde la pasada década un gran número -algunas fuentes hablan de un millón de personas- de uigures y otros miembros de minorías.
Pekín primero negó la existencia de esas detenciones masivas pero luego aseguró que se trataba de "centros de formación vocacional", mientras que voces críticas en la comunidad internacional los consideran campos de reeducación.
Fuentes próximas al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que estos días celebra su 51ª sesión, apuntan a la posibilidad de que los miembros occidentales del órgano presenten una propuesta de resolución condenatoria contra China, que debería votarse al final de las reuniones, el 7 de octubre.
Sin embargo, estos observadores afirman que esa posible resolución sólo será públicamente presentada si sus promotores consiguen asegurarse antes el apoyo mayoritario de los países 47 miembros del Consejo, que entre sus componentes actuales tiene a la propia China.