Hoy día, un total de 54 países mantienen lazos históricos con la familia real del Reino Unido como miembros de la Commonwealth de Naciones o Mancomunidad de Naciones.
La muerte de la reina Isabel II y el ascenso al trono del rey Carlos III suponen un fuerte cambio no sólo para el Reino Unido, sino también para todos los países que aún mantienen lazos políticos y de subordinación con la Corona británica.
Ahora, sin uno de sus símbolos de cohesión e identidad, en varios reinos está brotando un nuevo sentimiento nacionalista que podría detonar en los próximos años con una serie de naciones soberanas que anteriormente se encontraban bajo mandato monárquico.
Hoy día, un total de 54 países mantienen lazos históricos con la familia real del Reino Unido como miembros de la Commonwealth de Naciones o Mancomunidad de Naciones, una organización internacional compuesta principalmente por antiguas colonias británicas, pero el cambio se sintió con mayor intensidad entre los 14 miembros conocidos como reinos de la Commonwealth, que aún reconocen al monarca británico como su jefe de Estado.
En los días posteriores a la muerte de la regente, los líderes de esas naciones, entre ellos Canadá, Australia y Nueva Zelanda, emitieron proclamas en las que declaraban su lealtad al heredero de Isabel, Carlos III, como su jefe de Estado oficial, esto pese a que las naciones cuentan con amplia soberanía en sus asuntos políticos internos; sin embargo, tras la defunción de la monarca más popular del siglo XX, varios políticos han comenzado a plantear la posibilidad de convertirse en repúblicas presidencialistas.
Bajo este panorama, Carlos III llegó el 13 de septiembre a Irlanda del Norte para su primera visita de Estado como monarca. Este país, junto a Inglaterra, Escocia y Gales, son la base fundamental del territorio del Reino Unido, y ahora, epicentro de una inestabilidad política en cuanto a nuevas soberanías por nacer sugieren.
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