Con una emotiva misa de cuerpo presente, esta mañana la Diócesis de Torreón le dio el último adiós al padre José Guadalupe Rivas Saldaña, asesinado hace dos semanas en Tecate, Baja California.
El presbítero de 58 años de edad estaba encargado de la Parroquia de San Judas Tadeo en dicho municipio además de que estaba al frente de la Casa del Migrante de Nuestra Señora de Guadalupe. Primero fue despedido por la Arquidiócesis de Tijuana y posteriormente, sus restos fueron trasladados a su tierra: Torreón, Coahuila.
Familiares, amigos, fieles católicos y una docena de sacerdotes lo despidieron en la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima, situada en la colonia Braulio Fernández Aguirre de esta ciudad. Al frente, estaba el féretro así como la vestimenta litúrgica y una fotografía del padre José Guadalupe.
El vocero de la Diócesis de Torreón, José Luis Escamilla Estrada recordó durante la misa los buenos momentos que pasaron con Rivas Saldaña.
“Estamos aquí porque lo conocimos, lo tratamos, lo quisimos, lo queremos, estuvimos unidos siempre. Como es lagunero, su familia quiso que aquí se guardaran sus restos, y lo despedimos aquí en la Parroquia de Fátima, también aquí era su Parroquia”, expresó.
El sacerdote lamentó la partida de José Guadalupe Rivas Saldaña y llamó a la ciudadanía a la construcción de la paz y a las autoridades cumplan con su labor. Al término de la misa, el cortejo fúnebre partió entre aplausos y cánticos de la iglesia para dar al padre cristiana sepultura, con fe en Dios de que su cuerpo resucitará un día, lleno de vida y de gloria.
Hace días, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un mensaje sobre los acontecimientos de violencia vividos en estos últimos días en el país, entre ellos el asesinato del padre José Guadalupe Rivas Saldaña y una persona que lo acompañaba.
Mediante un comunicado, la CEM cuyo presidente es el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, envió las condolencias a la familia del padre y del otro hermano asesinado, así como al arzobispo de Tijuana, don Francisco Moreno Barrón y a toda su Iglesia.
La Conferencia del Episcopado Mexicano expresó que queda demostrado que se están rebasando todos los límites de la violencia y del respeto humano, al atentar contra un hombre de Dios, y al atacar a otro dentro del templo del Señor, “el cual merece todo nuestro respeto”.
Hicieron un llamado a todos “para deponer las armas y acabar con toda forma de violencia, pues todos podemos ser constructores de la paz. Nadie tiene derecho a atentar contra la vida de su hermano y no hay nada que justifique semejantes violencias”.
Foto: FERNANDO COMPEÁN / EL SIGLO DE TORREÓN