Un tema de mucho interés que ha atraído la atención de sociólogos, filósofos, educadores, del gobierno y en general de la población, es el de la necesidad de implementar y aplicar políticas públicas orientadas a abatir o eliminar el fenómeno antisocial de la discriminación.
CONCEPTO
Reconozcamos de entrada que una sociedad no puede vivir en armonía si se presenta la discriminación en sus varios tipos y formas. En el pasado la discriminación se limitaba al diferente color de la piel: el rubio, blanco o "güero", despreciaba al negro, moreno o "prieto". Más tarde aparecen las causas económicas como factor de desigualdad Hoy, cualquier exclusión, distinción o restricción basada en la edad, género, embarazo, estado civil, etnia, idioma, religión, ideología, preferencia sexual, color de piel, situación económica, trabajo o profesión, discapacidad o estado de salud y hasta de preferencias deportivas que tenga como resultado menoscabar o anular el reconocimiento o ejercicio de los derechos de la persona, puede ser considerada como discriminación.
PRESENCIA Y EJERCICIO
Es indudable que en México la discriminación es una realidad imposible de negar. Se ejerce bajo distintas modalidades y permea prácticamente todos los ámbitos de la interacción social. Su análisis es difícil; no obstante ello, es evidente que esta enfermedad de la sociedad que, aparentemente, no es tomada en cuenta ni por el mismo derecho positivo ni por otra ciencia normativa es, sin embargo, uno de los obstáculos estructurales para la cohesión social y la gobernabilidad democrática.
La simple enunciación legal de los derechos de quienes son susceptibles de discriminación o son ya discriminados, resulta insuficiente para revertir las condiciones sociales, culturales, laborales e idiosincráticas que la producen y desarrollan.
COMO CONFRONTARLA
Consolidar el estado de derecho es una vía idónea, pero insuficiente para proteger a las y los ciudadanos discriminados, ofreciéndoles protección a sus derechos humanos, como debe hacerse respecto de cualquier otro grupo social y de todo ciudadano.
Esta tarea de protección debe ser complementada con políticas públicas que establezcan derechos grupales especiales que, sin estar en oposición con las libertades, derechos y obligaciones comunes de la democracia moderna, permitan la promoción y defensa de los proyectos de vida de quienes pertenecen a grupos que sufren los riesgos y el impacto de las prácticas discriminatorias.
Los proyectos de ley en ese sentido deben incluir en la iniciativa e incorporar al debate a una institución de Estado, cuyos propósitos centrales sean la investigación de expresiones sociales de la discriminación, el diseño y la promoción de oportunidades a los grupos discriminados, así como el seguimiento y la vigilancia para el cumplimiento de las leyes respectivas y la promoción institucional de criterios de trato equitativo en las relaciones sociales donde ahora existe la discriminación.
SITUACION EN NUESTRO PAIS
Desde la época de la Colonia en nuestro país ha existido la discriminación y su expresión más clara se dio con la aparición de las castas, que llegaron a institucionalizarse, es decir, mediante la creación de instituciones dotadas de personalidad jurídica, reconocidas por el gobierno virreinal.
En México padecemos una vasta desigualdad; la discriminación es una de las formas más lacerantes. Se manifiesta en una gran variedad de prácticas: está arraigada en lo profundo de nuestra cultura popular y política; muchas veces se asume como natural e inevitable por los propios sujetos que la sufren. Discriminación es una conducta de desprecio hacia quienes son considerados no sólo diferentes, sino inferiores y aún indeseables.
Distinta a otras conductas lesivas a la persona y su dignidad, las prácticas discriminatorias son frecuentemente invisibles para el orden legal e institucional, pues estos agravios a la dignidad e integridad de la persona, carecen en general de una codificación jurídica y de persecución legal. A pesar de tal circunstancia, la discriminación en México es abrumadoramente real, y su contundente presencia nos muestra la gran distancia que nos separa de esa sociedad de iguales que deseamos para México.
A MANERA DE COLOFON
Para abatir, o por lo menos disminuir los efectos de esta nociva práctica antisocial, los expertos consideran determinante la participación de personas y organizaciones de la sociedad civil que trabajan y luchan por los derechos de los grupos más vulnerables al fenómeno de la discriminación.
Es necesario promover mediante instrumentos jurídicos, institucionales, educativos e informáticos, un cambio cultural profundo capaz de hacer de la nuestra, una sociedad en la que puedan ser prevenidas y eliminadas las prácticas de desprecio, marginación, violencia y minusvaloración que sufre un gran número de personas en México. Que el rico no discrimine al pobre, que el "güero" no haga menos al "moreno"; que los patrones no nieguen el empleo al discapacitado o a la embarazada; que el intelectual no menosprecie al iletrado; en fin, que nadie haga menos a nadie, que éste no menosprecie a aquel. Que todos tengamos igualdad de oportunidades. Tarea nada fácil, se comprende, pero hay que hacerlo. Si no . . .