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Masacre de Tlatelolco

El 2 de octubre en expresiones artísticas y literarias

El arte y la literatura han abordado al movimiento estudiantil de 1968

(CORTESÍA)

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SAÚL RODRÍGUEZ

Miércoles 2 de octubre de 1968. Líderes estudiantiles convocaron a un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco (Ciudad de México). Protestaban contra el autoritarismo del gobierno mexicano, encabezado por Gustavo Díaz Ordaz. Querían ser escuchados; solicitaban respeto ante la autonomía universitaria y exigían libertad para los presos políticos.

El mitin se instaló frente al edificio Chihuahua. La explanada de la plaza se abarrotó, en su mayoría, por estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Faltaban 10 días para la inauguración de los juegos olímpicos de México 68 y había tensión por el encarcelamiento de líderes estudiantiles. Al lugar también arribaron escuadrones militares, acompañados de tanques y camiones.

El reloj marcó las 18:10 horas. Desde el tercer piso del edificio Chihuahua, los líderes se dirigían al público. De pronto, un helicóptero lanzó una bengala verde sobre la plaza. Era la señal para que el ejército disipara a los manifestantes y detuviera a sus líderes. Sin embargo, un grupo de francotiradores (ligados a una élite militar) comenzó a disparar desde las azoteas contra la aglomeración y contra el propio ejército. El caos imperó en Tlatelolco, había comenzado la masacre.

Este domingo se cumplen 54 años de aquel fatídico día. El movimiento del 68 también abarca otras latitudes temporales. Previo a la matanza, hubo toda una cofradía de hechos sociales y políticos que dieron paso a la expresividad y exigencia de derechos por parte de los estudiantes. El 68 no es sólo un número ni un año, es toda una amalgama de reflexiones y pensamientos, misma que ha sido abordados por distintas manifestaciones del arte y la literatura.

Bibliografía

Quizá el texto más conocido de este acontecimiento es La noche de Tlatelolco (Ediciones Era, 1971), de Elena Poniatowska. Se trata de un libro testimonial, que reúne varias voces registradas durante la época por la periodista. El libro se divide en dos secciones temporales: Ganar la calle (remitente a los días anteriores al 2 de octubre) y La noche de Tlatelolco (registro oral de la matanza).

En diálogo con el periodista Alfonso Martínez Córdoba, incluido en el libro Conversaciones (Secretaría de Cultura, 2018), la autora comentó: “La noche de Tlatelolco la escribí porque la matanza me indignó: creo que matar a un joven es matar una esperanza, y hubo muchos jóvenes muertos, muchas mujeres muertas en 1968”.

Otro volumen destacado es la novela Los días y los años (Ediciones Era, 1971), de Luis González de Alba. El escritor fue partícipe del trasiego en primera fila, pues fungió como dirigente del Movimiento Nacional de Huelga y fue arrestado, precisamente, durante los hechos del 2 de octubre.

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En Los días y los años, Luis González de Alba narra todo lo que observó y se enteró en los meses que duró el movimiento, además de cronicar su estadía como recluso en el Palacio Negro de Lecumberri. Este libro también es conocido porque el autor acusó a Elena Poniatowska de tomar algunos fragmentos y manipularlos con imprecisiones en La noche de Tlatelolco, mismos que fueron retirados en las recientes ediciones tras una demanda.

A ellos se anexa La imaginación y el poder (Ediciones Era, 1998), de Jorge Volpi, una investigación sobre las opiniones de los intelectuales en torno al movimiento estudiantil. El texto se concentra previo al 2 de octubre, pues el autor trata de rescatar los pasajes olvidados de 1968.

La lista puede continuar con México 68: Juventud y revolución (Ediciones Era, 1978), de José Revueltas; Historias del 68 (Seix Barral, 2018), de Vicente Leñero; La conspiración del 68 (Debate, 2018), de Jacinto Rodríguez Munguía; Esa luz que nos deslumbra (Grijalbo, 2018), de Fabrizio Mejía Madrid; Biografía judicial del 68 (Debate, 2020), de José Ramón Cossío; 1968: Estado y universidad (Grijalbo, 2018); Adiós al 68 (Grijalbo, 2018), de Joel Ortega Juárez, entre otros.

Música

Tres años antes de morir, el maestro Mario Lavista compuso Réquiem de Tlatelolco. Fue un encargo de la UNAM y propuesta de Jorge Volpi, para recordar la matanza del 2 de octubre. Al compositor le pareció idóneo que se tratara de un réquiem, “una de las altas formas de la liturgia cristiana”, según mencionó en entrevista con Canal 22.

Para esta pieza musical, empleó el texto en latín de la Misa de los difuntos. La obra fue estrenada el sábado 9 de diciembre de 2018, en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM. Participó el coro de niños de la Facultad de Música (dirigido por Patricia Morales) y la Orquesta Filarmónica de la UNAM (con la dirección de Ronald Zollmann).

La pieza incluye una secuencia gregoriana, seguida del Réquiem y del Kyrie. Su centro radica en el Dies irae, divido a su vez en cuatro partes: Dies irae, Recordare, Confutatis y Lacrimosa. El Agnus Dei corresponde al final de la obra y la inclusión de los infantes contribuye a su musicalidad de luces y sombras.

Al principio y al final, Lavista empeló la frase gregoriana “requiem aeternam dona eis” (concédeles el descanso eterno). Esta oración se incluye en el Liber usualis, un cuaderno de música del siglo V recopilado a petición del papa Gregorio.

De musicalidad secular y coralidad unida con la orquesta, además de emplear dos trompetas para interpretar el Toque de silencio, composición fúnebre con la que los ejércitos anuncian la muerte, la obra fue calificada de “bellísima, maravillosa y compacta”, por parte del crítico musical Gerardo Kleinburg.

Fuerza actoral

Cuando el cineasta Jorge Fons (fallecido el pasado 22 de septiembre) decidió filmar Rojo amanecer (1990), se encontró con algunas negativas. Esta impactante película, que desde la intimidad de una familia proyecta lo ocurrido el 2 de octubre, fue rodada casi en el clandestinaje, alejada de los grandes foros cinematográficos.

Consiguiendo fondos con colegas como Valentín Trujillo, Fons construyó su propio set con medidas similares a un departamento de Tlatelolco. La filmación se vivió con tensión y temor a alguna represalia por parte de las autoridades. La trama comienza a las 7 de la mañana del 2 de octubre y termina a las 7 de la mañana del día siguiente.

El cineasta tuvo así una unidad de tiempo y espacio específica en la cual desarrollar su historia. Desde el set del departamento, se construyen los sentires que muchos vecinos de Tlatelolco pudieron experimentar en el día de la matanza.

La alineación actoral de esta película sobresale con los nombres de María Rojo, Héctor Bonilla, Jorge Fegan, Ademar Arau, los hermanos Bruno y Demian Bichir, además de Eduardo Palomo. Aunque fue filmada en 1989, la cinta se estrenó hasta 1990, cuando la presión social hizo ceder a las autoridades. Tuvo gran éxito en taquilla, pero ni la insistencia de Valentín Trujillo logró que el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) considerase a Rojo amanecer para representar a México en el premio Óscar.

En terrenos teatrales, la obra Para la libertad, del joven mexicano Omar Olvera, estrenada en 2012, es otro ejemplo escénico. Su abordaje al 68 se gesta desde una historia de amor, entre una pareja que estudiaba en la Academia de San Carlos.

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