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El gran 'Chanquilón' Díaz

JUAN GARCÍA VILLA

Uno de los jugadores más completos del beisbol mexicano de todos los tiempos, Jesús "El Chanquilón" Díaz, oriundo de Torreón, murió en Tijuana, B.C., el 30 de marzo de 1988 a la edad de 63 años. Mañana pues se cumplen 34 años del fallecimiento de quien es una de las mayores glorias del deporte profesional lagunero. Es por tanto una gran injusticia que se le tenga en el olvido.

De él se ha dicho, con razón, que "todo lo hacía bien en grado superlativo". Fue un jardinero central tan espectacular como efectivo y su brazo sencillamente un potente cañón. Con el bat era confiable y con poder para conectar jonrones, según lo demostró varias veces. Una de éstas, en la muy fuerte Liga Cubana de Beisbol, en cuya temporada 1947-48, fue campeón de cuadrangulares con los Tigres del Marianao, con siete batazos de vuelta entera, número suficiente para superar a los grandes bateadores norteamericanos que en aquellos años solían jugar en la Isla, así como a los jugadores cubanos de la época en que fueron notables con el tolete. Ese campeonato individual del torreonense es sin duda uno de los grandes triunfos de un jugador mexicano.

Por su velocidad y astucia para recorrer las almohadillas se decía que "era un auténtico demonio". No debe sorprendernos entonces que haya sido campeón robador de bases de la Liga Mexicana en las temporadas de 1948 y 1952. Don Antonio Ramos Parga, amigo inolvidable, verdadero aficionado y gran conocedor del beisbol lagunero, recordaba haber visto alguna vez al "Chanquilón" Díaz hacer jugada de pisa y corre desde segunda base hasta home.

El cronista e historiador máximo del beisbol en México, Tomás Morales (Tommy al bat, qepd) escribió que nunca habría de olvidar un juego que vio en el desaparecido Parque Delta de la Ciudad de México en 1949, entre Unión Laguna y los Azules del Veracruz, y dijo al respecto de "Chanquilón" Díaz:

"Como bateador recuerdo haberlo visto conectar un cuadrangular sobre la segunda barda del jardín izquierdo, rumbo al Panteón Francés. También en ese partido conectó un batazo que fue triple por el callejón de los jardines derecho y central, llegando con una barrida espectacular en tercera, con los spikes en alto y ante los aplausos de la multitud. Más adelante -escribió don Tommy--, en ese mismo juego, realizó una de sus grandes atrapadas, yendo desde su pradera central hasta la misma barda por un batazo enemigo, dando las espaldas al home".

En la Liga Mexica de Beisbol participó en dieciséis temporadas, media docena de éstas con el equipo de la Comarca. Su promedio de bateo de por vida fue de .284. En la Liga del Pacífico tomó parte en siete campañas con las escuadras de Los Mochis, Culiacán y Hermosillo. En 1980, ya retirado como jugador activo, dirigió a los Algodoneros de UL, la temporada de la malhadada huelga de peloteros. Un año antes, en 1979, fue electo al Salón de la Fama del beisbol mexicano.

Por haber sido un pelotero lagunero de excepción e integrante, además, del Unión Laguna en las dos temporadas en que el equipo fue campeón, en 1942 y 1950, resulta inexplicable que su número de uniforme, que fue el 10, no se encuentre entre los retirados por el club de casa. Ojalá pronto se repare esta injusta omisión.

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