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María Luisa Ibarra Goribar

El legado de María Luisa Ibarra Goribar, madre de Torreón

En la ciudad no existe ni una sola calle con su nombre, tampoco se le había incluido en la lista oficial de los fundadores

(ARCHIVO)

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SAÚL RODRÍGUEZ

La historia dicta que es la fundadora de Torreón, pero en la ciudad no existe ni una sola calle con su nombre, tampoco se le había incluido en la lista oficial de los fundadores. En 2021, el historiador Carlos Castañón publicó el libro ‘Grandiosas. Ensayos sobre género e historia de las mujeres en Torreón’, esto en colaboración con Adriana Vargas. El ensayo inaugural habla precisamente del papel histórico que tuvo doña María Luisa Ibarra Goribar (Saltillo, 1812), esposa de Leonardo Zuloaga, para el nacimiento de esta urbe.

“Ella fue quien cedió terrenos de su propiedad al Ferrocarril Central Mexicano en el año 1883. Un año clave para que el ferrocarril llegara a La Laguna, pero sobre todo que pasara por Torreón. Y a partir de esa sesión de terrenos (hay que recordar que en la época, el bien más valioso es la propiedad de la tierra), Luisa se desprende de esa propiedad para que aquí pase el ferrocarril y el impacto va a ser enorme”, indica Castañón en entrevista.

Torreón era entonces sólo un rancho, pero la incursión del ferrocarril alentó su desarrollo a tal grado que alcanzó los rangos de villa y ciudad en menos de cincuenta años. A la par de los durmientes, la historia propone reflexiones y estas a su vez, preguntas: ¿qué hubiera pasado si doña Luisa no hubiera donado sus tierras?, ¿en dónde se hubieran instalado las vías del ferrocarril?

“Entonces Luisa Ibarra es la madre de Torreón. Sin embargo, tradicionalmente, se había reconocido en la historia oficial a Leonardo Zuloaga, a su marido, como el fundador de Torreón, siendo que él ya llevaba 21 años muerto (cuando se instaló el ferrocarril), ¡imagínate nomás! Lo interesante de esta historia es que, el gran mérito lo tiene Luisa Ibarra porque, para empezar, ella era la del dinero, la del abolengo. Su apellido era relevante en Coahuila”.

María Luisa Ibarra fue la segunda hija de Manuel Ibarra Castaños y María Isabel Goribar Arrieta. El primero, agricultor y dueño de la Hacienda de San Lorenzo, en Parras de la Fuente. La segunda, emparentada con prominentes familias de Coahuila de la época novohispana.

Por su parte, Leonardo Zuloaga era un inmigrante vasco que encontró mejores condiciones de vida en México. Castañón recalca que las referencias de la época y estudios posteriores no describen a Zuluaga con una fortuna de origen o capital, sino hasta 1834, año donde se casó con María Luisa Ibarra, el día 3 de octubre, en Parras.

Castañón indica que la fortuna de su esposa le sirvió a Zuloaga para hacer negocios. Tras la boda, el matrimonio se trasladó a la Hacienda de Santa Ana de Hornos, en el actual ejido Venustiano Carranza, municipio de Viesca (lugar lleno de manantiales que difería del actual páramo). Con el tiempo, el patrimonio de la pareja se extendió por la actual región lagunera de Coahuila.

El historiador añade que la historiografía reconoce a Leonardo Zuloaga como el fundador del Rancho del Torreón, pero que por tradición se le suele tomar como el fundador en general. Si bien Zuloaga construyó el primer torreón a orillas del río Nazas, sus testimonios revelan que veía al monolito como una defensa donde pudiera protegerse de los ataques de los bárbaros. Esto convertiría al primer torreón en una construcción de mero carácter militar.

“Se construyó un mito del padre fundador y por lo tanto, el padre fundador de la época durante varios siglos. Es decir, ‘es el hombre quien labra la tierra, es el hombre quien funda las ciudades, es el hombre quien hace las empresas’. Y por lo tanto, en esa interpretación no caben las mujeres, las mujeres no existen”.

Castañón asegura que el reconocimiento al papel fundamental que su esposa tuvo para la ciudad, no reduce el mérito atribuido al fundador del Rancho del Torreón.

Tras la muerte de Zuloaga, acontecida el 20 de febrero de 1865, María Luisa tuvo que lidiar con los problemas que le acarreó el mal manejo político que tuvo su esposo, quien en vida apoyó al Imperio. Con este antecedente, el Gobierno no dudó en confiscar sus bienes, por lo que María Luisa tuvo que arreglárselas para encontrar un litigio y recuperarlos.

Reconocimiento

Recientemente, por propuesta de la regidora Alma Fong Meléndez, el Ayuntamiento de Torreón resolvió reconocer a Ibarra Garibar como fundadora de la ciudad, por lo que se le integrará en una placa donde se hace mención a los fundadores y se bautizará a una vialidad con su nombre.

“Me parece importante que se reconozca a una figura que ha sido relegada de la historia […] Si no hubiera cedido las tierras, quizá hoy la primacía que tiene Torreón la tendría otra ciudad como Bermejillo o algún otro poblado, pero Torreón sería una estación ahí al lado del ferrocarril, sin tener el protagonismo que tiene gracias a Luisa Ibarra”.

El 22 de octubre de 1886, María Luisa Ibarra Goribar murió a la edad de 74 años. Se le sepultó en el panteón de Parras. Actualmente, sus restos y los de Leonardo Zuloaga descansan al interior del torreón que se ubica en el Museo del Algodón. Aunque Castañón cuestiona esta versión, pues hasta ahora los restos no han sido sometidos a un estudio forense que confirme su identidad.

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