El consumo global de energía ya ha "remontado" más allá de los niveles anteriores al estallido de la pandemia, si bien los elevados precios, que responden en parte a la guerra en Ucrania, "ralentizarán" su crecimiento en 2022, indicaron este jueves expertos en un seminario virtual en Londres.
En el webinario "Energía en 2022", organizado por la unidad de inteligencia de "The Economist", los analistas señalaron que el consumo energético global ha retornado a los niveles prepandémicos este año aunque advierten de que la demanda no repetirá el auge alcanzado en 2021, cuando se detectó un consumo "robusto".
También observan que "las dinámicas del mercado se verán alteradas por la actual guerra en Ucrania y por el impacto del COVID-19".
El analista Nicolas Daher dijo que actualmente "estamos viendo una fuerte demanda de energía, especialmente tras la pandemia" al tiempo que señaló que "la demanda se está ahora recuperando, incluso la del petróleo, que está llegando a niveles prepandémicos".
"Esto es interesante porque no estamos, ni de lejos, cerca del final de la pandemia. En muchos lugares aún están sujetos a muchísimas restricciones, como China, que sigue con una política de tolerancia cero ante el COVID-19 y con grandes partes de la población confinadas", observó.
El analista remarcó además el impacto en el sector que está teniendo la guerra en Ucrania, "que no solo está afectando a la destrucción de los suministros de la energía, sino que además está generando incertidumbre en los mercados globales de la energía, ejerciendo incluso una mayor presión en los precios, que están alcanzando máximos sin precedentes".
La Unión Europea (UE) importa actualmente de Rusia el 40% de su gas -el 28% durante el invierno 2021-22-, el 30% de su gas y el 45% del carbón.
En cuanto a las perspectivas para la próxima década, Daher consideró que el crecimiento del consumo energético se ralentizará a medida que avance la década.
Durante el encuentro se recordó que la energía solar y la eólica experimentarán en los próximos años su crecimiento más fuerte, mientras que el consumo de carbón se reducirá, sobre todo en Europa occidental y en Norteamérica.