(FERNANDO COMPEÁN)
Tarik Othón se proclamó triunfador de la primera corrida de rejones en la historia de la Plaza de Toros "Alberto Balderas", de Ciudad Lerdo, luego de cortar dos orejas en una triunfal tarde celebrada ayer, en la que Fauro Aloi también paseó un apéndice.
Se lidiaron cuatro novillos de la ganadería de La Playa, divisa verde, guinda y amarilla, fundada en 1936, astados bien presentados y en general, de buen juego. También se presentaron los grupos de Forcados Amadores de México y los Forcados Hidalguenses, que ofrecieron gran espectáculo a los aficionados que llenaron más de media plaza.
Se abrió plaza con "Los 4G", herrado con el 32, de 445 kilogramos de peso, castaño, careto, cornicorto, para Fauro Aloi, aperlado a la usanza francesa. Novillo de casta que se creció ante el castigo, Fauro colocó un rejón y dio paso a las banderillas, bien colocadas en la corta lidia, pues el rejoneador lamentablemente no descifró el camino para sacarle provecho al astado, pronto tomó el rejón de muerte que colocó muy atrás, el animal no logró reincorporarse y el puntillero terminó la labor tras escuchar un aviso, Aloi se retiró en silencio.
Siguió en suerte "Pípila", cárdeno entrepelado, enmorrillado, cornicorto, para Tarik Othón, de grana y blanco a la usanza española. Ejecutó una buena faena con elegantes caballos, banderillas cortas y la primera pega de la tarde a cargo de ambos grupos de forcados, pero Tarik falló con el rejón de muerte y requirió de dos intentos y dos pinchazos para que el astado doblara, discretas palmas como resultado.
De la puerta de chiqueros salió "Siempreamigo", herrado con el 49, de 465 kilos, negro listón, enmorrillado, capacho, ante el que Aloi mostró su maestría, con buenos quites y banderillas al violín. Los forcados lograron una excelente pega, a pesar de que el animal ya se quedaba muy parado; Fauro colocó una estocada muy caída y él mismo se encargó del descabello, recibió una oreja tras petición popular.
Cierraplaza "Independiente", con el número 30 en la piel, de 490 kilos, cárdeno, bragado, cornicorto, enmorrillado, al que Othón lidió al filo del riesgo, con gran cercanía y arrojo. El astado mostró su nobleza y firme asistió al llamado del caballo, siempre respondiendo el rejoneador con el adecuado movimiento para eludir la embestida y tras valiente pega, Othón hundió el rejón de muerte un tanto trasera, pero mortal, que redituó en dos orejas y el triunfo para el queretano.