Hasta ahora, todos los estallidos captados por radiotelescopios procedían de galaxias remotas. (ESPECIAL)
Duran milésimas de segundo y pueden surgir de cualquier punto del cielo pero cada uno envía tanta energía como la que emite el Sol en un solo día: son los estallidos rápidos de radio o FRB, unos misteriosos destellos descubiertos en 2007 que desde entonces traen de cabeza a los astrónomos.
Hasta ahora, todos los estallidos captados por radiotelescopios procedían de galaxias remotas, situadas a miles de millones de años luz de distancia, pero hoy, dos artículos publicados en Nature y Nature Astronomy dan cuenta, por primera vez, de unos FRB que provienen de un lugar inesperado: un cúmulo de estrellas viejas que, además, está relativamente cerca de nosotros, en la galaxia espiral M 81.
La investigación, dirigida por Franz Kirsten, de la Universidad de Chalmers (Suecia), y por Kenzie Nimmo, de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos), ha contado con la participación del astrofísico español Benito Marcote (JIVE, Países Bajos), segundo autor del artículo en Nature.
Los estallidos rápidos de radio son haces de luz extremadamente difíciles de captar porque es imposible saber cuándo y de dónde van a salir.
Desde que se detectó el primero de ellos, se han observado cientos de estos objetos, pero solo se conoce la ubicación precisa de un par de ellos, FRB 121102 y FRB 180916, que se repiten periódicamente; el resto fueron vistos una sola vez.
Pero en enero de 2020, los astrónomos descubrieron un estallido completamente distinto a los anteriores. Procedía de la constelación de la Osa Mayor.
Para determinar con exactitud de qué región de la galaxia provenía, los científicos sincronizaron el trabajo de una docena de antenas distribuidas por todo el mundo pertenecientes a la Red Europea de VLBI, logrando una resolución "equivalente a la de distinguir a una persona que camina por la superficie de la Luna", explica a EFE el investigador cántabro Benito Marcote.
Las observaciones determinaron que estas ráfagas provenían de las afueras de la cercana galaxia espiral Messier 81 (M 81), a unos 12 millones de años luz de distancia, el punto más cercano a la Tierra del que unos FRB han surgido jamás.
Pero hay más: Hasta ahora, todas las ráfagas de radio estudiadas procedían de lugares en los que las estrellas son jóvenes y masivas, y en los que se producen explosiones de supernovas.
Pero la ubicación de estos FRB coincidía exactamente con un cúmulo globular de estrellas muy antiguas. De nuevo, todo lo contrario de lo visto hasta ahora.
"Es increíble encontrar estos estallidos rápidos de radio dentro de un cúmulo globular. Éste es un lugar en el Universo donde solo encuentras estrellas viejas. Mientras que hasta ahora, sólo habíamos encontrado estallidos rápidos de radio en lugares donde las estrellas son mucho más jóvenes. Esto tenía que ser otra cosa", destaca Kenzie Nimmo, autor principal del artículo de Nature Astronomy.
Los autores creen que una posible explicación sería que estos estallidos estuvieran asociados a magnetares, que son los restos que pueden dejar las estrellas después de explotar como supernovas.
Sin embargo, "los magnetares son brillantes y jóvenes, y definitivamente no suelen estar rodeados de estrellas viejas. Así que si lo que estamos viendo aquí realmente es un magnetar, entonces no puede haberse formado a partir de una estrella joven explotando. Tiene que haber otra manera", advierte Jason Hessels, de la Universidad de Ámsterdam y coautor del estudio.
Los astrónomos creen que la fuente de estos estallidos podría ser algo sobre lo que se ha teorizado pero no se ha visto: un magnetar que se formó cuando una enana blanca se volvió lo suficientemente masiva como para colapsar bajo su propio peso.
Para Marcote, esta investigación se resumen en una sorpresa: "que los FRB no tienen por qué estar en sitios de estrellas jóvenes", y una confirmación: "distintos tipos de objetos reúnen las condiciones necesarias para producirlos". En conclusión: los FRB siguen "rompiendo todos los esquemas", concluye.
Habrá que esperar a que observaciones futuras de este sistema y otros ayuden a saber si este objeto realmente es un magnetar inusual, o algo más, como un púlsar inusual o un agujero negro. De momento, los estallidos rápidos de radio siguen siendo uno de los grandes misterios del universo.