Un meteorito de 4,000 millones de años procedente de Marte que causó revuelo en la Tierra hace décadas no contiene evidencia de vida marciana primitiva, reportaron científicos. (ARCHIVO)
Un meteorito de 4,000 millones de años procedente de Marte que causó revuelo en la Tierra hace décadas no contiene evidencia de vida marciana primitiva, reportaron científicos.
En 1996, un equipo encabezado por la NASA anunció que los compuestos orgánicos descubiertos en el meteorito aparentemente habrían sido dejados por criaturas vivientes. Otros científicos se mostraron escépticos y diversos investigadores fueron socavando dicha premisa durante décadas. Un equipo encabezado por Andrew Steele, del Instituto Carnegie para la Ciencia, fue el más reciente.
Pequeñas muestras del meteorito revelan que los compuestos ricos en carbono son en realidad el resultado de agua —muy posiblemente salada o salobre— que fluyó sobre la roca durante un periodo prolongado, dijo Steele. Los hallazgos fueron publicados en la revista Science.
En los orígenes húmedos de Marte ocurrieron al menos dos impactos cerca de la roca, calentando la superficie del planeta a su alrededor, antes de que un tercer impacto la expulsara de la superficie marciana hacia el espacio hace millones de años. La roca de 2 kilogramos (4 libras) fue encontrada en la Antártida en 1984.
Aguas subterráneas que fluían por las grietas de la roca, mientras aún estaba en Marte, formaron las pequeñas unidades de carbono que están presentes, según los investigadores. Eso mismo puede ocurrir en la Tierra y podría ayudar a explicar la presencia de metano en la atmósfera marciana, añadieron.
Sin embargo, dos de los científicos que participaron en el estudio original no están de acuerdo con los hallazgos más recientes, a los que calificaron de “decepcionantes”. En un correo electrónico conjunto señalaron que defienden sus observaciones de 1996.
“Si bien los datos presentados se suman a nuestro conocimiento (del meteorito), la interpretación difícilmente es novedosa, ni está respaldada por las investigaciones”, escribieron Kathie Thomas-Keprta y Simon Clemett, investigadores de astromateria en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston.
“Las especulaciones sin fundamentos no ayudan a resolver el enigma en torno al origen de la materia orgánica” en el meteorito, añadieron.
Según Steele, los avances tecnológicos actuales facilitaron los nuevos hallazgos de su equipo.
Elogió las mediciones efectuadas por los investigadores originales y resaltó que su hipótesis de existencia de vida “era una interpretación razonable” en su momento. Dijo que él y su equipo —que incluye a científicos de la NASA, Alemania y Gran Bretaña— fueron cuidadosos en presentar sus resultados “por lo que son, que es un descubrimiento muy emocionante sobre Marte, y no un estudio para refutar” la premisa original.
Este hallazgo “es de enorme importancia para entender cómo se originó la vida en este planeta y nos ayuda a refinar las técnicas que necesitamos para encontrar vida en otras partes de Marte, o en Encélado y Europa”, declaró Steele en un comunicado, refiriéndose a las lunas de Saturno y Júpiter que tienen océanos bajo sus superficies.
La única manera de demostrar si Marte tiene o alguna vez tuvo vida microbiana, según Steele, es traer muestras a la Tierra para su análisis. La sonda Perseverance de la NASA ya ha recolectado seis muestras para enviar de regreso a la Tierra en aproximadamente una década; la cantidad deseada es de unas tres docenas de muestras.
Millones de años después de deambular por el espacio, el meteorito cayó en la Antártida hace miles de años. El pequeño fragmento de color grisáceo y verde recibió el nombre Alan Hills 84001, en honor a las colinas donde fue descubierto.