Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza liderada por kurdos, anunciaron hoy que han logrado hacerse con el control de una prisión en el noreste de Siria donde hubo dos motines de prisioneros del grupo terrorista Estado Islámico (EI) que derivaron en violentos combates durante cuatro días que causaron dos centenares de muertos. (ARCHIVO)
Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza liderada por kurdos, anunciaron hoy que han logrado hacerse con el control de una prisión en el noreste de Siria donde hubo dos motines de prisioneros del grupo terrorista Estado Islámico (EI) que derivaron en violentos combates durante cuatro días que causaron dos centenares de muertos.
"La prisión ahora está bajo el control de nuestras fuerzas y se han tomado medidas que frustraron todos los intentos de escapar por parte de los mercenarios (terroristas), y nuestras fuerzas también están trabajando para imponer su control dentro de la cárcel", informaron en un comunicado.
Las FSD añadieron que todavía había “dos o tres células de mercenarios” parapetadas en el barrio de Geweran, donde se encuentra la prisión y desde donde miembros del EI han apoyado a los presos amotinados.
Asimismo, apuntaron que durante los cuatro días de intensos combates, más de 175 extremistas murieron, mientras que las fuerzas kurdas sufrieron 27 bajas en sus filas.
"Ahora la situación está bajo el control de nuestras fuerzas, que han iniciado una depuración masiva, con la participación de unos 10,000 de nuestros combatientes y las Fuerzas de Seguridad Interior", agregó la nota.
Las FSD alegaron que tardaron cuatro días en controlar la situación porque los amotinados del Estado Islámico utilizaron como "escudos humanos" a unos 700 niños "cachorros del califato", que se encontraban en celdas especiales del centro penitenciario para "rehabilitarlos de la ideología extremista".
Responsabilizaron "a los terroristas del EI por causar cualquier daño a estos niños en la prisión" y pidieron a la ONU y al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que "intervengan" para que los menores no sean utilizados en operaciones de los extremistas.
Prisioneros del EI detenidos se sublevaron el jueves por la noche coincidiendo con la explosión de un coche bomba en las inmediaciones del centro penitenciario y un segundo intento de fuga tuvo lugar el viernes en la misma cárcel, considerada una de las más grandes para integrantes del grupo radical en todo el mundo, con cerca de 3,500 miembros de la organización extremista.
Según confesiones obtenidas por las FSD de algunos extremistas, alrededor de 200 yihadistas "suicidas" participaron en esos ataques, que estuvieron planificando durante seis meses.
Miles de combatientes del EI y sus familiares, entre ellos extranjeros, permanecen en cárceles o en campamentos de refugiados administrados por los kurdosirios en el noreste del país.